sábado, 20 de diciembre de 2014

SPENCER TRACY


Spencer Bonaventure Tracy (Milwaukee, Wisconsin,  1900 - Beverly Hills, Los Ángeles, 1967), Spencer Tracy, ha sido, en opinión del teniente Colombo, uno de los mejores actores que ha dado el cine en toda su historia. “Sus películas, y su naturalidad ante las cámaras, así lo avalan”, afirma el teniente Colombo, que llevaba tiempo deseando dedicarle un post a este legendario actor.
De la extensa, y variada, filmografía de Spencer Tracy, el teniente Colombo destacaría las siguientes películas: San Francisco (W.S. Van Dyke, 1936), Capitanes intrépidos (Víctor Fleming, 1937), Forja de hombres (Norman Taurog, 1938), El extraño caso del Dr. Jekyll (Víctor Fleming, 1941), El padre de la novia (Víctor Fleming, 1950), Conspiración de silencio (John Sturges, 1955), Vencedores o vencidos (Stanley Kramer, 1961) y su testamento fílmico, Adivina quién viene a cenar esta noche (Stanley Kramer, 1967), donde formó pareja –por última vez- con Katharine Hepburn, su eterna compañera en la pantalla, y fuera de ella. Diecisiete días después de finalizar el rodaje de Adivina… falleció de un ataque al corazón.
De todas ellas, el teniente Colombo destacaría, precisamente, Adivina quién viene a cenar esta noche. En este filme, Spencer Tracy debe demostrar su ausencia de prejuicios cuando su hija presenta a sus padres a su novio, un yerno perfecto con la única salvedad de que su piel es negra (papel interpretado por Sidney Poitier). “La secuencia final en la que Tracy aboga por el amor entre dos personas que se aman profundamente –sin importar el color de su piel-, rechaza sin paliativos los prejuicios raciales y defiende con determinación el respeto a decidir por uno mismo desde la tolerancia más absoluta, son de una hondura dramática y una brillantez interpretativa al alcance de muy pocos actores de la historia”, opina el teniente Colombo, mientras se acerca, una vez más, el amplísimo testamento cinematográfico de Spencer Tracy.
“No estaría de más que los estamentos judiciales de Estados Unidos y el ministro del Interior español, revisasen, con atención, el último film de Spencer Tracy y su alegato final. Ni la judicatura americana, ni el ministro español, parecen haber dado con la tecla de las libertades y los derechos fundamentales en sus recientes fallos sobre los asesinatos de dos hombres de color a manos de policías blancos; y la llamada Ley Mordaza (eufemísticamente denominada “Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana”), remata el teniente Colombo, a punto de coger su coche para acercarse a la Fundación Mapfre, donde se exponen algunos cuadros del genial pintor Joaquín Sorolla.

sábado, 13 de diciembre de 2014

HERODES, THE KING


Un año más, querámoslo o no, llega la Navidad. Ese periodo del año en el que la condición humana pierde buena parte de su raciocinio y se lanza a un consumismo exacerbado, a una felicidad impostada y a las más altas cotas de estupidez e hipocresía.
En este contexto, y dado que la maquinaria mercantil -revestida de lucecitas de colores- no deja opción al éxodo mental y espiritual, el teniente Colombo quiere reivindicar la figura de un personaje olvidado, e incluso vilipendiado, por los colectivos más fundamentalistas del agip-pro católico: el rey Herodes.
Herodes el Grande reinó sobre el pueblo judío durante las cuatro últimas décadas del siglo I A.C., y destacó por su eficaz gestión administrativa, por las obras de reconstrucción del templo de Jerusalén y por los numerosos gestos humanitarios que llevó a cabo a lo largo de su reinado, repartiendo trigo y alimentos entre todos aquellos que soportaban una terrible hambruna. “Es decir, todo lo contrario que Ana Botella, actual alcaldesa de Madrid”, apuntilla el teniente Colombo.
“Quizás su vida privada no fuera un ejemplo de rectitud y moralidad (por lo visto, fue un polígamo confeso y un precursor avezado de las más grandes orgías y bacanales), pero ello no justifica, en modo alguno, su relegada posición –sólo y triste en su castillo- en todos los belenes de la órbita cristiana”, apunta el teniente Colombo, mientras se apresta, con fruición, a encender uno de sus inconfundibles habanos.
“El rey Herodes se merece, por derecho propio, un lugar preeminente en todos los misterios cristianos. Su preponderancia está, sin duda, al mismo nivel que el líder sindical de los pastores, el rey Melchor, la vaca del portal de Belén, e incluso el mismísimo Niño Jesús”, reivindica el teniente Colombo, en el mismo momento en el que el primer villancico ha empezado a producirle una hipoacusia neurosensorial de inicio súbito (es decir, principio de sordera).

sábado, 6 de diciembre de 2014

DESCEREBRADOS Y ASESINOS


Los recientes acontecimientos ocurridos en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón, con resultado de muerte de un aficionado ultra del Deportivo de la Coruña a manos de un grupo de radicales del Frente Atlético (un asesinato en el sentido literal de la palabra), le han hecho reflexionar –y mucho- al teniente Colombo.
De sobra es sabido que el teniente Colombo vive el fútbol con pasión y que por sus venas corre sangre rojiblanca. Todos los poros de su piel transpiran fervor rojiblanco. Pero, al mismo tiempo, el teniente Colombo, desde su pequeño universo familiar y profesional, está firmemente comprometido con la democracia y la legalidad constitucional. Es por ello que rechaza, sin paliativos y sin ningún tipo de ambigüedad, cualquier acto de violencia y de apoyo a estos grupos de miserables y asesinos, revestidos de una falsa estética futbolística.
Desgraciadamente, en los últimos días, el teniente Colombo no ha percibido esa misma contundencia en los dirigentes del Atlético de Madrid (Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil), ni tampoco por parte del entrenador, Diego Pablo Simeone. “Sus declaraciones han sido tibias, ambiguas, cobardes, imprecisas, vacilantes… impresentables”, considera el teniente Colombo, mientras retira –después de 35 años- el escudo del Atleti del cristal trasero de su coche.
“Estos grupos, con independencia del signo político y los colores que pretendan defender, no se representan ni a sí mismos. Son, sencillamente, una turba de descerebrados, delincuentes, asesinos, maleantes, pendencieros… lo mejor de cada casa; apoyados y protegidos, además, por un grupo de dirigentes deportivos sin coraje ni determinación”, concluye el teniente Colombo, mientras se dirige al cuarto de baño de la comisaría para vomitar, por las náuseas que le produce la situación actual en el mundo del fútbol.

sábado, 29 de noviembre de 2014

FALSA TEOCRACIA


Ordenado obispo el 11 de mayo de 1985, Francisco Javier Martínez se convirtió, en ese momento, en el prelado más joven de España. Dieciocho años más tarde, en 2003, fue nombrado arzobispo de Granada, puesto que ostenta en la actualidad.
En las últimas semanas, este vicario apostólico de Cristo ha vuelto a ser centro de todas las miradas por los supuestos casos de pederastia y abusos sexuales cometidos en la sede de la que es titular. El asunto se encuentra en manos de la Fiscalía, que ha abierto las preceptivas diligencias de investigación penal. “Hasta aquí, nada que decir. Únicamente, dejar que la justicia realice su trabajo”, apunta el teniente Colombo, masticando con rabia uno de sus puros –acribillado a mordiscos- por el asco que siempre le producen este tipo de noticias.
Sin embargo, lo que al teniente Colombo le ha encolerizado de verdad ha sido la actitud del mencionado patriarca catecumenal, que, postrado ante el altar de su sede parroquial, ha pedido perdón a Dios por los supuestos casos de pederastia denunciados en su ámbito de gestión espiritual. Y, así, sin más, ha dado por finiquitado el asunto. Como si los hechos denunciados fueran una especie de arcano místico, escondido en las tenebrosas catacumbas romanas, inescrutables a la inteligencia humana, y absueltos con un simple acto de contrición mirando al suelo.
“Es evidente que este delegado del poder divino en la Tierra no entiende nada, ni lo quiere entender. La única justicia que debe juzgar los actos denunciados, y fallar en consecuencia, es la justicia del hombre. Ni la teocracia ni la justicia divina existen; son una falacia inventada por la Iglesia Católica durante más de 20 siglos para justificar y tapar sus barbaridades, sus coacciones y sus actos inquisitoriales”, remata el teniente Colombo, mientras contrasta –una vez más- que algunos miembros de la Iglesia Católica no se merecen ni la forma sagrada que bendicen en la comunión.

domingo, 23 de noviembre de 2014

DUQUESA DE ALBA DE TORMES Y MUCHO MÁS


El reciente fallecimiento de la Duquesa de Alba (bautizada en 1926 como María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva), ha vuelto a poner de manifiesto –en opinión del teniente Colombo- algunos anacronismos que, en pleno siglo XXI, se mantienen en España.
Al teniente Colombo le resulta difícil asimilar que durante más de seiscientos años una sola familia haya podido acumular tantas riquezas, tesoros, títulos nobiliarios, condecoraciones, ducados, marquesados, galardones, títulos honoríficos, etc., por el mero hecho de nacer en una determinada cuna o por herencias conseguidas mediante regalos y prebendas de las diferentes Casas Reales que han jalonado la historia de España durante los últimos seis siglos. “Seis siglos de acumulación de una fortuna incalculable, sin límite, asentada en unos derechos que se traspasan de hijos a hijos, de nietos a nietos, de bisnietos a bisnietos… y así, hasta el infinito y más allá”, refunfuña el teniente Colombo, mientras comprueba cómo –desgraciadamente- hay cosas en este país que no cambiarán nunca.
Al teniente Colombo le importa muy poco el debate sobre la Duquesa fallecida. Le da exactamente igual determinar con precisión si era dieciocho veces marquesa, o diecinueve;  veinte condesa, vizcondesa, condesa-duquesa y condestablesa, además de ser catorce veces Grande de España, o quince, o dieciséis… ¡qué más da! Lo que al teniente Colombo le viene a la cabeza en este momento es el Trienio Liberal (1820-1823), la desamortización de Mendizábal (1836-1837), la desamortización de Espartero de 1841, la de Pascual Madoz de 1855, y, sobre todo, la Primera (1873-1874) y la Segunda República (1931-1939).
A buen entendedor…

domingo, 16 de noviembre de 2014

POTELE


El primer contacto que tuvo el teniente Colombo con su amigo Potele fue en el restaurante del hotel Meliá Reforma de México DF. Hará de ello unos 10-12 años, más o menos. Los dos trabajaban por aquel entonces en la misma comisaría, pero, por circunstancias del servicio, sus destinos nunca se habían cruzado. Aquella noche cenaron juntos, se bebieron unas cuantas Coronitas, y –quién lo iba a imaginar- se gestó una amistad que ha llegado hasta la actualidad.
Años después de aquel encuentro en tierras aztecas, formaron pareja profesional y recibieron un encargo envenenado: resolver uno de los crímenes más enrevesados, y enmarañados, existentes en la comisaría. La cuestión consistía en enderezar el rumbo de la actividad de leasing&renting&factoring. Una misión –como el tiempo ha demostrado- poco menos que imposible. Y como aquellos caballeros andantes que llevan el signo de la derrota escrito en la frente, salieron de aquel entuerto con más pena que gloria, aunque con una amistad consolidada para siempre (lo único positivo de aquella experiencia para olvidar).
En el momento de escribir este post, el superintendente Potele prepara las maletas para cruzar el Canal de la Mancha y lanzarse a una nueva aventura profesional y personal. Una comisaría de Londres le espera para resolver casos de asesinato con acento inglés.
El teniente Colombo le va a echar de menos, y mucho. Potele (José Luis, en el carnet de identidad) es un tipo único. “Amigo de sus amigos, gran conversador y febril amante de la buena mesa; Potele es, por encima de todo, un apasionado de la vida y una buena persona”, apostilla, con tristeza, el teniente Colombo, que echará de menos los momentos molestosos de su amigo Potele, pero también sus muestras de cariño, su amistad y su compañía.

viernes, 24 de octubre de 2014

SAQUEADORES PROFESIONALES


“Ladrones roban millones, y son grandes señorones”, reza el refranero español. Algo parecido han debido pensar los 86 directivos y consejeros de Caja Madrid/Bankia que han dilapidado 15 millones de euros de la entidad, durante más de una década, a través de las llamadas tarjetas opacas.
“Opacas a la vergüenza, a la dignidad y a la decencia”, piensa el teniente Colombo. Estos saqueadores profesionales –rufianes de guante blanco- le producen, sencillamente, asco y repugnancia. El teniente Colombo desea con todas sus fuerzas que, todos ellos, se pudran en la cárcel, el tiempo que marque la Ley y dictaminen los jueces.
“Y, una vez que entren en la cárcel, tirar la llave al mar, para que estos desalmados –algunos de ellos reincidentes- no vuelvan a hacer de las suyas”, sugiere el teniente Colombo, con un nivel de indignación 9.6 en la escala de Richter.

sábado, 18 de octubre de 2014

WICKED


El musical Wicked se estrenó en Broadway hace ya más de una década (en concreto, en el otoño de 2003). Tres años más tarde desembarcó, con un éxito sin precedentes, en el West End londinense. Después de varios intentos fallidos, el teniente Colombo pudo conseguir tickects para este maravilloso espectáculo en el confortable, y gigantesco, Apollo Victoria Theatre de la capital británica.
Basado en la novela de Gregory Maguire, Wicked cuenta la fantástica historia de las Brujas de las tierras de Oz. En el stage del Apollo Victoria, Emma Hatton y Sophie Linder-Lee dan vida a Élphaba (la bruja mala del Oeste) y a Glinda (la bruja buena del Norte), respectivamente. El musical creado por Stephen L. Schwartz, con libreto de Winnie Holzman, atrapa al espectador desde el primer minuto. Las canciones -de corte clásico-, las grandes orquestaciones, los distintos números corales, algunas baladas y un par o tres de canciones enérgicas, marcan los pasajes más representativos de la historia. En opinión del teniente Colombo, destaca, por encima de todas, Defying gravity, interpretada por Emma Hatton de una forma admirable y convincente.
Wicked es un espectáculo visual arrebatador e inolvidable, tres horas de espectáculo con mayúsculas. Un cuento de hadas fascinante (secuela de la película El mago de Oz, dirigida por Víctor Fleming en 1939), repleto de emoción, aventuras, inolvidables números musicales y sorpresas, muchas sorpresas”, apunta el teniente Colombo, todavía hipnotizado por la experiencia vivida en el Apollo Victoria Theatre, una tarde del mes de octubre.
El teniente Colombo –"a su regreso de las tierras de Oz"- ya está planificando la próxima visita a Londres para disfrutar de otro musical (quizás la reposición de Miss Saigon…). Sin duda, es una de sus grandes pasiones.

viernes, 10 de octubre de 2014

DE LA LUCHA DE CLASES AL PRAGMATISMO


De sobra es sabido que el teniente Colombo (frisando los 50) ha perdido la fe en la clase política y en las recetas económicas de todos los gobiernos –de cualquier signo- que han dirigido el destino de la joven democracia española. Se ha convertido en un pragmático irredento.
Esta postura –alimentada, durante décadas, por el desengaño y la frustración- ha vuelto a brotar en su fuero interno después de leer unas recientes declaraciones de Victoria Camps, en un diario de tirada nacional. “Sin duda, las reflexiones de esta gran pensadora, filósofa y estudiosa de los derechos humanos y la bioética son oportunas, deseables y esperanzadoras; pero la realidad –la cruda realidad- está en las antípodas del planteamiento ético e ideológico de la doctora Camps”, opina el teniente Colombo, al mismo tiempo que trata de poner en marcha su coche, sin éxito, después del tercer intento. Sin duda, llegará tarde a la comisaría.
La idea de Victoria Camps de que “hay que ir a un capitalismo que priorice el bien común” y de que “no todos los beneficios de las empresas tienen que revertir en el interés corporativo, sino que hay que pensar en el bien de todos y establecido por ley”, parece una contradicción en sí misma. El teniente Colombo no conoce ningún sistema capitalista que funcione bajo esta dualidad. “Capitalismo y bien común son términos contrapuestos, antagónicos”, asevera el teniente Colombo, mientras desempolva de su biblioteca El Capital de Karl Marx (1818-1883).
El funcionamiento del sistema capitalista utiliza mecanismos que ponen de plena actualidad las ideas de Karl Marx de hace siglo y medio. “El llamado Estado del Bienestar (o lo que queda de él) no es más que un híbrido del capitalismo para lavar la conciencia de los Estados y las Grandes Corporaciones nacionales y transnacionales, incapaces de conciliar crecimiento y desarrollo económico con la erradicación de la pobreza y la protección de los más desfavorecidos”, argumenta el teniente Colombo, mientras relee, con tristeza y desencanto, las ideas –bien intencionadas, pero inalcanzables- de Victoria Camps.

sábado, 27 de septiembre de 2014

EL GABINETE DE LAS MARAVILLAS


En el inicio del otoño madrileño, el teniente Colombo se ha reencontrado con la grandeza del Siglo de Oro español, gracias a la pluma de Alfonso Mateo-Sagasta. Su novela El gabinete de las maravillas (ediciones Debolsillo, primera edición, mayo 2014) ha supuesto un nuevo espacio narrativo para el teniente Colombo, repleto de aventuras, misterios, humor, crímenes y personajes maravillosos.
El escritor madrileño sitúa la acción en el Madrid de 1614. Isidoro Montemayor (un hidalgo cuyo título ha costado algo más que la inevitable “limpieza de sangre”, y amante de la condesa de Cameros) es el encargado de desarrollar la senda argumental de la novela. El marqués de Hornacho, tío de la condesa, encuentra asesinado a su archivero, Gonzalo Escondrillo, en el gabinete de su propiedad, un lugar misterioso y enigmático. Un microcosmos en el que convergen todo tipo de tesoros y reliquias, además de una curiosa colección de monstruos. Animado por la condesa, Isidoro toma el lugar del muerto y se convierte en el nuevo archivero del marqués. A partir de ese momento se lanza a una aventura sin precedentes.
Lo que más le ha llamado la atención de la novela al teniente Colombo ha sido la fabulosa ambientación que realiza al autor de una época tan excepcional y sugestiva. Las descripciones de los quehaceres cotidianos, y los hábitos de vida de las diferentes clases sociales, transportan en volandas al lector al Madrid del siglo XVII. “En este apartado, Alfonso Mateo-Sagasta demuestra una habilidad narrativa, no exenta de un humor -en ocasiones hilarante- al alcance de muy pocos escritores”, apuntilla el teniente Colombo, mientras trata de reanimar uno de sus puros, en estado agonizante.
Y, cómo no, la figura de Isidoro Montemayor, protagonista absoluto de esta historia de crímenes y misterios. Con su sagacidad y fina ironía bien podía ser el ancestro madrileño del teniente Colombo. Quizás, algún día, el teniente Colombo debería explorar esta posibilidad…

domingo, 14 de septiembre de 2014

EMPEZAR DE CERO


Edith Piaf (1915-1963) fue una de las cantantes francesas más célebres del siglo XX. Desde el mismo momento de su nacimiento tuvo una vida marcada por la pobreza, los ambientes marginales y la ausencia de una familia estable. Su juventud y madurez estuvieron jalonadas por el éxito, el favor del público, los amores tormentosos, las drogas, el alcohol y los excesos de todo tipo.
Al final de su vida, cansada y deteriorada físicamente por la morfina, regaló al mundo una canción que, desde ese mismo momento, se convirtió en un símbolo para las generaciones de la época, y las venideras: Non, je ne regrette rien (“No, no me arrepiento nada”), escrita por Michel Vaucaire en 1960, con música de Charles Dumont.
La figura de Edith Piaf ha entrado en la vida del teniente Colombo a través del boipic dirigido por Olivier Dahan en 2007 “La Môme”, interpretado por la oscarizada Marion Cotillard. Y la verdad es que se ha quedado impactado por la vida y el carácter de Edith Piaf, una mujer de aspecto frágil y quebradizo, pero de una personalidad arrolladora.
Desde entonces, el teniente Colombo no ha dejado de escuchar Non, je ne regrette rien; y, en buena medida, se identifica con su mensaje. Particularmente con dos estrofas que, en este momento, reflejan el estado de ánimo del teniente Colombo, cuando su vida ha iniciado el tramo descendente de la campana de Gaüss. Dicen así: “No, no lamento nada / Ni el bien que me han hecho ni el mal / Todo eso me da igual /… / Barridos los amores / y todos sus temblores / barridos para siempre / Vuelvo a empezar de cero…”.
Resolver casos de asesinatos ya no le motiva como antes…

sábado, 6 de septiembre de 2014

EL VALLE DE LAS SOMBRAS


Al contrario que en los casos del teniente Colombo -en los que el asesino se conoce desde las primeras secuencias-, en El Valle de las sombras (novela de Jerónimo Tristante, ediciones Plaza&Janés, julio 2012), el culpable no es identificado hasta las últimas páginas.
En esta ocasión, el escritor murciano sitúa la acción en un paraje de la sierra de Madrid llamado Cuelgamuros, en los años posteriores al final de la Guerra Civil. Es el lugar elegido por Franco para construir un gran mausoleo donde enterrarle a él junto a los caídos del bando nacional. Allí se encuentran dos hombres, la némesis el uno del otro: el recluso Juan Antonio Tornell (antiguo policía de la República), y Roberto Alemán (oficial del ejército nacional). De repente, uno de los presos muere en extrañas circunstancias; y, a partir de entonces, Tornell y Alemán se unen para investigar el hecho, posiblemente un asesinato. El odio inicial entre ambos dará paso a una sintonía que acabará en una verdadera y profunda amistad.
El teniente Colombo ha devorado, literalmente, la novela. Le ha parecido un magnífico estudio de personajes (sobre todo de los dos protagonistas), con una disección de sus motivaciones absolutamente brillante. “Sin duda, es una novela negra que rezuma clasicismo desde las primeras páginas: asesinos, víctimas, policías, malos, buenos, política, amistad… ingredientes perfectamente combinados por el autor. La prosa es sencilla, sin exuberancias y con un lenguaje coloquial fácil de seguir”, explica el teniente Colombo, que, en algunos pasajes de la novela, no ha podido evitar identificarse con su colega Tornell.
Al margen de la calidad literaria de la novela y del enriquecimiento personal que le ha supuesto al teniente Colombo, de su lectura ha sacado una gran lección: que ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos; y que lo negro nunca es absolutamente negro ni lo blanco es absolutamente blanco. “Qué pena que no lo entendieran así los fanáticos de ambos lados, que, en 1936, se lanzaron a una guerra fraticida entre hermanos (cruel, absurda y salvaje), con el único resultado de muerte, rencor y división”, opina el teniente Colombo, todavía con la emoción a flor de piel.

miércoles, 27 de agosto de 2014

GAZPACHO ILUSTRADO


Historiadores y restauradores llevan siglos debatiendo –con notable apasionamiento- sobre la génesis y los antecedentes del gazpacho. Muchos de ellos apuntan al libro “Tesoro de la Lengua Castellana o española”, de Sebastián de Covarrubias y Orozco, editado en 1611, como la primera referencia escrita de esta sopa fría con base de tomate. Las teorías, en todo caso, son casi infinitas. El teniente Colombo, como buen amante de los placeres culinarios, no es ajeno a este debate. En este sentido, tiene su particular receta del gazpacho.
Más o menos es como sigue (para cuatro personas): tres tomates muy maduros (a ser posible raf), un pepino, dos dientes de ajo grandes (al teniente Colombo el gazpacho le gusta “con espíritu asesino”), un pimiento verde, unos 20 gramos de pan del día anterior, sal, vinagre de manzana, aceite de oliva virgen extra (con generosidad) y medio vaso de agua. “Se combinan todos estos productos en un bol, con mimo y sutileza, y se deja macerar la trama unas 3 ó 4 horas”, explica el teniente Colombo, destacando este paso como una de las claves diferenciadoras de su gazpacho.
Pasado ese tiempo, se añaden a los elementos macerados dos rodajas de sandía (vigilando que no contengan pepitas) y se tritura todo en una batidora hasta que la textura sea la deseada por los comensales (ayudándose de un chino, si fuera necesario). “Durante el proceso de triturado conviene probar el punto de sal y vinagre, y corregir al gusto”, matiza el teniente Colombo, mientras prepara la mesa para degustar su gazpacho ilustrado, inspirado en la rica y fructífera huerta murciana.
A la hora de emplatar, el teniente Colombo añade dos elementos complementarios: unos trocitos de sandía, cortados en pequeños cubos, y dos medallones de cola de bogavante (previamente cocido). Un pequeño chorrito de aceite de oliva virgen extra corona “la obra”.
“Un albariño o un Gewürztraminer de Somontano, bien fríos, maridan perfectamente con este tesoro culinario de origen hispano-árabe”, concluye el teniente Colombo, quitándose el delantal, antes de dar buena cuenta de su versión particular del gazpacho; y no descarta presentarse a la próxima edición de Master Chef.

viernes, 22 de agosto de 2014

LA MIRADA DE LOS ÁNGELES


La mirada de los ángeles (MAEVA Ediciones, 2014) ha sido el primer acercamiento del teniente Colombo al universo literario de la escritora sueca Camilla Läckberg. Y probablemente no será el último.
“A pesar de que la estructura de la novela es compleja y revela diferentes puntos de vista de los numerosos personajes que cruzan la historia, la narración es ágil y la autora demuestra una destreza muy notable al describir y entrelazar los distintos misterios que encierra la trama, con unas últimas 100 páginas absolutamente frenéticas”, opina el teniente Colombo, mientras recuerda la sinopsis de la novela.
Tras la muerte accidental de su hijo pequeño, Ebba y su esposo Mårten se trasladan a la isla de Valö (Vastra Gotaland, Suecia) para rehacer su vida, y se instalan en la granja-escuela en la que vivió la familia de Ebba varias décadas atrás. Pero la tragedia los sigue acechando, y un incendio en plena noche, a todas luces provocado, saca a relucir la terrible historia que pesa sobre la familia de Ebba, que desapareció misteriosamente en las vacaciones de Pascua de 1974, sin dejar rastro. Solo se salvó ella, entonces un bebé de un año, a quien encontraron sola en la casa. Desde ese momento, recibe una misteriosa felicitación el día de su cumpleaños, firmada con una simple G…
Al teniente Colombo le hubiera gustado formar parte de esta enigmática historia, que, sin duda, hubiera puesto a prueba sus dotes de ingenio y sagacidad. En su lugar, la escritora sueca da vida al policía Patrik Hedström, que se encarga del caso. Tanto su colega sueco, como el propio teniente Colombo, consumen buena parte de su tiempo estudiando los movimientos de las víctimas y los sospechosos, las complejas y múltiples intrigas que se plantean, quién ha hecho qué y cómo logrará salvarse, o no… todo ello magníficamente resuelto por la imaginación y la pluma de Camilla Läckberg (*).

(*) El teniente Colombo dedica este post a Clara Ibaibarriaga, gran amiga y confidente, que, de alguna manera, alimentó su pasión lectora hace ya casi tres décadas.

sábado, 9 de agosto de 2014

TERCER ANIVERSARIO


Se cumplen tres años del nacimiento de este blog: El espíritu del teniente Colombo. Hasta el momento, cerca de 190 entradas, repletas de ilusión, imaginación y sinceridad. En ellas, el teniente Colombo únicamente pretende compartir sus impresiones, sus miedos, sus opiniones, sus dudas, sus inquietudes, sus expectativas, sus alegrías y sus pasiones.
Y lo va a seguir haciendo, con más determinación si cabe, fiel a su imperecedera gabardina, su Peugeot 504 de la época de la Guerra Fría y sus cigarros de color indefinible. El teniente Colombo es un policía perseverante y, sobre todo, un hombre de costumbres. Por ello, de vez en cuando recuerda una frase que leyó hace muchos años en algún sitio, atribuida al político italiano Giuseppe Mazzini (1805-1872): “La constancia es el complemento indispensable de todas las demás virtudes humanas”.

domingo, 27 de julio de 2014

EUCHARISTIA


Casi un año después de la visita a la edición anterior de las Edades del Hombre (celebrada en la villa castellana de Arévalo, Ávila, bajo el título “Credo”), el teniente Colombo puso rumbo a la población burgalesa de Aranda de Duero, para disfrutar de la nueva exposición organizada por la fundación de la iglesia castellano-leonesa. El título elegido en este año 2014 ha sido “Eucharistia” (que, en griego, significa agradecimiento por una buena acción).
Siguiendo el consejo de la responsable de la oficina de turismo de Aranda, el teniente Colombo y su acompañante, optaron por dejar la visita a las iglesias en la que se ubica la exposición (Santa María y San Juan) para después de comer. El sol apretaba de firme a media mañana. Así las cosas, y después de disfrutar del coqueto, pero interesante, museo de cerámica; un magnífico lechazo castellano esperaba en la mesa de “El Lagar de Isilla”, donde fueron atendidos con amabilidad y profesionalidad.
Con el estómago lleno, y alguna que otra copita de orujo de hierbas en el cuerpo, el teniente Colombo y su compañera de comisaría, desafiaron los rigores del sol castellano y, con paso firme y decidido, se adentraron en la historia cultural y sacramental de Castilla y León. “La belleza de alguna de las obras expuestas, tanto en la iglesia de Santa María como en la de San Juan, resulta indescriptible. Los cuadros, los tapices, los bajorrelieves, los retablos, los cálices y los objetos expuestos, reconfortan el espíritu y hacen olvidar, al menos durante unas horas, el frenesí diario de la gran ciudad y la rapidez de lo cotidiano”, reflexiona el teniente Colombo, a punto de entrar en estado de ebullición, por los 38ºC de temperatura de una tarde de sábado de julio, que no olvidará con facilidad.
De las 130 obras expuestas, al teniente Colombo le llamaron particularmente la atención las siguientes: “Jarra y pan” (Antonio López, lápiz sobre papel, 1949); “Santa Cena” (Bartolomé Esteban Murillo, óleo sobre lienzo, 1650); “Cáliz de los Condestables de Castilla” (Anónimo, talleres de orfebrería burgaleses, 1487); y, sobre todo, “La Primera Comunión” (Joaquín Sorolla, óleo sobre lienzo, 1896).
El teniente Colombo, ya de vuelta en la Capital del Imperio, y con esas obras de arte todavía en la retina, espera, impaciente, la exposición del año que viene.

domingo, 20 de julio de 2014

LOS CUERPOS EXTRAÑOS


Dos años después de la irrupción en el mercado de “La marca del meridiano” (ver post del 10 de diciembre de 2012), el escritor madrileño Lorenzo Silva vuelve a poner a prueba la perspicacia y el olfato del brigada Bevilacqua y la sargento Chamorro, dirigiendo sus pasos hacia una localidad levantina donde unos turistas encuentran en la playa el cadáver de la joven regidora municipal.
Nada más aparecer en las librerías esta nueva aventura literaria de la pareja de picoletos Bevilacqua y Chamorro (“Los cuerpos extraños”, editorial Destino, primera edición, junio 2014), el teniente Colombo no ha esperado ni un minuto para zambullirse, a pleno pulmón, en las turbulentas aguas del caso de asesinato y corrupción que, sus colegas de la Guardia Civil, tienen que resolver en apenas 72 horas.
La novela ha colmado, con creces, las expectativas del teniente Colombo. “Domina, desde el principio, un ritmo frenético, un lenguaje castizo y coloquial (muy pegado a la realidad tecnológica de los nuevos tiempos) y una descripción de los personajes realmente compleja y, en ocasiones, arrebatadoramente sórdida”,  comenta el teniente Colombo, todavía abducido por la sagacidad y la perseverancia de un héroe literario como el brigada Bevilacqua.
“Si hay un escritor que se inspira en la realidad, como punto de partida para construir un mundo de ficción y una trama criminal que mantiene la tensión del lector hasta el final, ése es Lorenzo Silva”, concluye el teniente Colombo, mientras aprovecha las últimas horas de luz de un domingo de julio, caluroso y aburrido, saboreando un jugoso zumo de tomate.

sábado, 12 de julio de 2014

GOWEX: UN CANTAR MUY DESAFINADO



Fonéticamente suena igual que la enloquecida Go West de los Hermanos Marx (dirigida por Edward Buzzell en 1940), e, incluso, se le puede aplicar perfectamente una de las geniales frases de Groucho Marx en la secuencia inicial de la estación, mientras Chico y Harpo le intentan estafar: “Señores, ese es otro cantar, y muy desafinado”.

GOWEX (sociedad prestadora de servicios wifi gratuitos) ha resultado ser, precisamente, eso: un cantar muy desafinado. Y el teniente Colombo no sale de su asombro. Una vez más (¿y van?) han saltado por los aires todos los controles que, aparentemente, tienen establecidos las autoridades financieras del país (Comisión Nacional del Mercado de Valores, Comisión del Mercado Alternativo Bursátil y el propio Ministerio de Economía); además del control privado que supone una auditoría externa independiente. “Ninguno se enteró de que GOWEX era un bluff, un fiasco financiero en toda regla”, masculla, hastiado y aburrido, el teniente Colombo, recordando los casos de Gescartera, Fórum Filatélico, Bankia, Parmalat, Catalunya Banc, Caja Castilla-La Mancha, etc., etc., etc.

El teniente Colombo se pregunta para qué sirve tanta regulación y tanto protocolo normativo (que, en ocasiones, estrangula a las empresas por sus elevados costes de implantación y mantenimiento), si a la hora de la verdad el sistema no es capaz de detectar, de forma preventiva, situaciones fraudulentas como las de GOWEX.  

“Una vez más nadie se ha enterado de nada, todo el mundo es inocente y a ningún burócrata el fraude de GOWEX le ha costado –todavía- el puesto. Eso sí, el ministro de Economía ha prometido mejorar la regulación en este ámbito para que situaciones como ésta no se vuelvan a repetir”, repite el teniente Colombo, mientras se queda más tranquilo después de la promesa del ministro.

 

 

sábado, 14 de junio de 2014

MONARQUÍA "AD ETERNUM..."


El pasado 2 de junio de 2014 se produjo la abdicación del Rey Juan Carlos I de Borbón, en favor de su hijo, el Príncipe de Asturias. Rápidamente se reactivó -con moderada virulencia- el debate sobre la forma de Estado: ¿Monarquía o República?
Al teniente Colombo el asunto le trae sin cuidado. Se muestra totalmente indiferente ante el debate que se ha reabierto en las sociedad española sobre la continuidad, o no, del régimen monárquico. Básicamente porque es un debate baldío y estéril. “Son ganas de perder tiempo y energías”, pronostica el teniente Colombo, mientras se entrega, con escaso éxito, a la tarea de reanimar uno de sus puros casi moribundo.
“Son ganas de perder tiempo y energías porque la actual composición del parlamento español, la posición a favor de la Monarquía de la mayoría de los políticos en activo, la campaña de marketing y limpieza de cara que están haciendo de la Casa Real la práctica totalidad de los medios de comunicación y los resultados que avanzan diversos sondeos sobre el deseo del pueblo español –con una mayoría significativa- de mantener la forma de la Monarquía parlamentaria con Felipe VI como jefe del Estado, son factores de peso que hacen estéril, inútil e infructuoso pretender cambiar la forma actual del Estado”, opina el teniente Colombo mientras revisa la contraportada de la última novela de Lorenzo Silva, que acaba de salir al mercado y cuya lectura va a iniciar una vez finalice este nuevo post (“Los cuerpos extraños”, editorial Destino, primera edición 2014).
“En definitiva, a partir del 19 de junio… Monarquía, ad eternum”, augura el teniente Colombo, viendo cómo se aleja, una vez más, la posibilidad de la IIIª República.

sábado, 7 de junio de 2014

VICENTE DEL BOSQUE


El diario EL PAÍS publicaba en su contraportada del domingo 1 de junio de 2014 una entrevista de Juan Cruz al seleccionador nacional de fútbol, Vicente del Bosque; sin duda, uno de los personajes del momento. Y, cómo no, el teniente Colombo no dudó un minuto en zambullirse en su lectura.
Las preguntas de Juan Cruz hacían referencia a cuestiones personales, al universo mediático del fútbol, a los futbolistas y, claro está, al próximo mundial que se celebrará en Brasil entre los meses de junio y julio. Las respuestas de Vicente del Bosque reflejan –en opinión del teniente Colombo- la postura de un hombre sereno, equilibrado, honesto, sensato, cordial, humilde, riguroso y profesional.
Las respuestas que más llamaron la atención del teniente Colombo fueron las siguientes: “Un vestuario sano vale más que cien horas de táctica. Es bueno en cualquier empresa que el empleado esté contento, en el mundo del fútbol si los chavales están contentos, ganamos”; “Nadie en la vida debe ser elogiado por su bondad. Todos somos imperfectos”; “Una bronca en público es un atraso. Y, además, el liderazgo de un tío cabreado no conduce a nada, no vale para nada. Has de convencer”; “He de ser moderado en los gestos, en el banquillo y en el campo hay que huir de la chulería”; “La soberbia nos puede perjudicar”; “Vivimos en un mundo sin sentido, ¿cómo va a ser uno del todo feliz?”.
“Personas así son las que necesita cualquier sociedad, máxime en esta época de crispación, ignorancia y corrupción. Además, algunas de las respuestas de Vicente del Bosque deberían enseñarse –sin tanta pompa ni circunstancia- en las mejores escuelas de negocios del mundo. Son una auténtica lección de management… y de sensatez”, recalca el teniente Colombo, tratando de dejar atrás un resfriado que le ha obligado a rescatar, por unos días, su gabardina del armario.

domingo, 1 de junio de 2014

EL HÉROE DISCRETO


La lectura de la última novela de Mario Vargas Llosa, El héroe discreto (Editorial Alfaguara, 2013) ha supuesto para el teniente Colombo un soplo de aire fresco, una inyección de oxígeno vital.
El héroe discreto cuenta dos historias paralelas, retomando el patrón binario de obras anteriores del autor: en primer lugar, la de Felícito Yanaqué, próspero empresario piurano, de origen humilde y hecho a sí mismo. Un buen día recibe una misteriosa carta en la que se le exige el pago de 500 dólares mensuales para “salvaguardar la integridad” de su empresa. Felícito se niega a pagarlos y publica en la prensa local un aviso en el que anuncia que no pagará un solo centavo. Del otro lado, está la historia de Ismael Carrera, otro exitoso empresario, octogenario, viudo y dueño de una millonaria aseguradora de Lima. Acaba de enviudar, y sus dos grandes enemigos son sus hijos. Lo único que ellos desean es que su padre muera para heredar toda su fortuna. Carrera les gana la contienda al casarse con su empleada doméstica, vendiendo la empresa y entregándole todo su patrimonio a su nueva esposa. Ambas historias se desarrollan independientemente y –solo al final- se vuelven una sola.
“Con este planteamiento, Vargas Llosa construye una novela optimista, nostálgica y emotiva. Escrita con gran agilidad y precisión, abduce al lector desde sus primeras páginas, generando, a través de su lectura, un efecto imán que impide al lector abandonar las peripecias de los dos protagonistas de la novela”, opina el teniente Colombo, recomendando fervientemente acercarse al universo vargasllosiano de El héroe discreto.
Algunos días después de concluir la lectura de la novela, al teniente Colombo le sigue resonando en su cabeza la propuesta moral que, en su opinión, Vargas Llosa pretende transmitir en El héroe discreto: los héroes discretos son el sostén moral de un país, fieles a sus principios e ideales, contra viento y marea.

sábado, 26 de abril de 2014

ENTRE PIORNOS Y RABILARGOS


“Un paisaje se conquista con las suelas del zapato, no con las ruedas del automóvil”. Esta aserción del escritor estadounidense William Faulkner (1897-1962), ha sido el punto de partida del teniente Colombo para poner en marcha una serie de excursiones a la sierra madrileña, milimétricamente programadas, en su búsqueda permanente de nuevos alicientes, el fragor de la naturaleza y… algo de paz.  
El primer itinerario seleccionado ha arrancado en la vertiente oeste del valle de la Barranca (a los pies de la Maliciosa, 2.227 m., a la altura del kilómetro 57 de la M-607, en las inmediaciones del pueblo de Navacerrada), con el objetivo de alcanzar, en suave ascensión, la Cuerda de las Cabrillas. A lo largo del recorrido el teniente Colombo tuvo que sortear, no sin esfuerzo, la Senda Ecológica, el Collado de los Emburriaderos (1.847 m.), la Peña del Horcón (1.879 m.), y atravesar el arroyo Chiquillo y el río Navacerrada. En esta ocasión, abandonó la gabardina en casa y sus habituales cigarros fueron sustituidos por dos piezas de fruta y cinco nueces.
El día era espléndido, inmejorable. Los paneles didácticos que se encontró nada más iniciar la marcha fueron un buen presagio de una jornada plena de belleza floral y faunística. En cada tramo de la ruta pudo ver retama, gayuba (el césped montañés), enebros rastreros, pinos silvestres, piornos, narcisos, campanillas; lagartijas, alguna que otra ardilla y varios rabilargos. “Aquello era una sinfonía de luz, color, vida, naturaleza e historia. Una especie de polisíndeton interminable”, recuerda el teniente Colombo con emoción, y todavía algo cansado por el esfuerzo realizado.
4h y 15 m. más tarde regresó al punto de partida, finalizando aquella inolvidable ruta por uno de los parajes más maravillosos de la sierra madrileña.

domingo, 20 de abril de 2014

DOS ALCALDES, UN RECUERDO


La reciente muerte de Iñaki Azkuna (alcalde Bilbao entre 1999 y 2014), ha traído a la memoria del teniente Colombo la vida y obra de otro Viejo Profesor, fallecido en 1986: Enrique Tierno Galván. Dos hombres –en opinión del teniente Colombo- extraordinariamente cultos, moderados y buenos conversadores. Dos referencias políticas irreemplazables.
Desde el respeto y la admiración hacia Iñaki Azkuna, la figura de Tierno Galván es, por razones obvias, más próxima al teniente Colombo. Por muchas razones: porque fue alcalde de la Capital del Reino en plena movida madrileña (1979-1986), por afinidad política, por la búsqueda permanente de espacios culturales, por la defensa inquebrantable de los valores democráticos; y, sobre todo, por el carácter socarrón, no exento de causticidad, del que tantas veces hizo gala Tierno Galván, y que, en ocasiones, el teniente Colombo utiliza contra alguno de sus interlocutores-víctimas.
Tierno Galván fue el primer alcalde de la democracia municipal restaurada. Un hombre de una erudición y cultura extraordinarias (sus célebres bandos son un verdadero ejercicio de verbo florido, sarcasmo y retruécanos barrocos, más propios del Siglo de Oro que de la España de la Transición). Sin embargo, y a pesar de su imagen de intelectual de la Generación del 27, supo adaptarse a los nuevos tiempos y conectar con la mayoría de la gente. Su famosa frase en un concierto en 1984 siempre será recordada por todos aquellos que frisan el medio siglo de vida (entre ellos, el teniente Colombo): “Rockeros: el que no esté colocado que se coloque, y al loro”. Aunque hayan pasado casi 30 años de su muerte, el teniente Colombo sigue recordando a Enrique Tierno Galván con cariño, respeto y nostalgia.
Azkuna y Tierno, Tierno y Azkuna: dos políticos de los que ya no circulan en la vida pública. Dos alcaldes, un recuerdo.

domingo, 13 de abril de 2014

CÉZANNE SITE/NON-SITE


“Pocos rincones son tan acogedores y sugerentes como el Paseo del Prado de Madrid. Máxime, si uno pasea por él una luminosa mañana de primavera, con ese ritmo pausado y despreocupado que tienen los domingos madrileños”, reflexiona el teniente Colombo, sin descuidar –con la pertinente medicación- los riesgos de su alergia al polen.
En esta ocasión, el paseo matinal del teniente Colombo tenía un motivo muy especial: visitar la exposición Cézanne site/non-site que ofrece el museo Thyssen-Bornemisza. Su primera inquietud nada más llegar a la pinacoteca fue conocer el por qué del subtítulo de la muestra: site/non-site. Le tenía intrigado. La explicación la obtuvo en el folleto que recogió a la entrada: “el subtítulo de la exposición, site/non-site, evoca una pareja de conceptos forjada por el artista Robert Smithson en 1969, planteando la dialéctica entre el trabajo al aire libre y el estudio. Esa dialéctica se refleja a su vez en la relación entre paisaje y naturaleza muerta”.
Ya más tranquilo, se adentró por las diferentes salas para disfrutar de las obras de uno de los máximos exponentes del impresionismo francés. La exposición recibe al visitante con el cuadro Retrato de un campesino (uno de los últimos lienzos de Cézanne antes de su muerte), y avanza con obras que reflejan la naturaleza, paisajes, bodegones y retratos. Muchas de ellas le transmitieron al teniente Colombo –en esta ocasión, sin su sempiterna gabardina, ya que el calor empezaba a apretar con justicia- sensación de soledad y silencio, de quietud y nostalgia; quizás –pensó- consecuencia de la propia personalidad del pintor.
Finalizada la visita, el teniente Colombo –en esta ocasión, magníficamente bien acompañado por una compañera y amiga de la comisaría- recogió su coche de un parking próximo y los dos, en buena sintonía, pusieron rumbo a la sierra madrileña, donde les esperaba una comida reparadora y, sobre todo, amistad y conversación.

lunes, 7 de abril de 2014

SERPIENTE PRIMAVERAL


“Que un periódico de tirada nacional, aparentemente serio y riguroso, como el diario EXPANSIÓN, incluya en su edición digital un análisis sobre el tipo de gafas que utilizan los presidentes del IBEX 35, resulta, cuanto menos, sorprendente”, advierte el teniente Colombo, todavía estupefacto por la ocurrencia del rotativo económico.
Resulta que, en la edición del pasado 11 de marzo, un plumilla del diario (quizás, el becario de guardia, a modo de serpiente primaveral), informaba que “el 70% de los presidentes del IBEX 35 necesita gafas y, de éstos, un 78% las luce con monturas al aire (…) Antonio Brufau, presidente de Repsol, se distingue por ser el que cuenta con más variedad de lentes y el más arriesgado en sus apuestas, frente al resto de dirigentes que optan por monturas en las que apenas se perciben los cristales. César Alierta, presidente de Telefónica, también varía de vez en cuando, entre monturas al aire o de pasta –de líneas discretas–. Atienza, responsable de Red Eléctrica, ha hecho de sus gafas de metal redondas una seña de identidad, que comparte el expresidente de IAG, Antonio Vázquez”. Así, como suena.
A la vista del contenido de la noticia, el teniente Colombo revisó la fecha de la edición y pudo comprobar que, efectivamente, no era el 28 de diciembre, sino el 11 de marzo. Entonces se le ocurrió pensar que, probablemente, una información de tanto calado económico-financiero fuera demandada por los principales inversores y accionistas del IBEX 35 para decidir si invertir a corto, a largo plazo o tomar posiciones en derivados.
De vez en cuando, al teniente Colombo se le cae un mito…

 

domingo, 23 de marzo de 2014

SUÁREZ


La figura de Adolfo Suárez –su ascenso a la presidencia del Gobierno y posterior declive- coincidió con la época más apasionante en la vida del teniente Colombo: los años de la Transición y su paso por la universidad. Años inolvidables, llenos de ilusión, de libertad, de estudios, de compromiso, de películas prohibidas, de apertura, de descubrimiento de nuevos horizontes, de carreras delante de los grises, de inquietud y, sobre todo, de política… de mucha política.
En este momento de la despedida del ex presidente del Gobierno, el teniente Colombo quiere mostrar su respeto, gratitud y agradecimiento al hombre que encabezó, con valentía y determinación, la restauración de la democracia en España. Un hombre que supo estar a la altura de las circunstancias (sobre todo, en los peores momentos de la sinrazón terrorista y en los penosos acontecimientos del 23F), y que siempre tuvo clara su “hoja de ruta”: la necesidad de una Constitución de consenso, como elemento esencial de la convivencia en paz y libertad entre todos los españoles.
Para el teniente Colombo (que, dicho sea de paso, votó a Suárez en las elecciones de 1979; aunque más tarde decidió girar a la izquierda), el recuerdo de Adolfo Suárez siempre estará unido a sus agitados años de juventud y a sus primeras inquietudes políticas. “Sin duda, el legado de Adolfo Suárez está, irremisiblemente, cosido a una palabra: diálogo. El diálogo por encima de las diferencias y los intereses particulares”, opina con tristeza y admiración el teniente Colombo.
Las palabras que el historiador inglés Thomas Fuller (1608-1661) dijo en cierta ocasión, reflejan –en opinión del teniente Colombo- la verdadera dimensión de Adolfo Suárez: “Una determinación invencible puede lograr casi cualquier cosa y en esto radica la gran distinción entre los grandes hombres y los comunes”. El teniente Colombo –emocionado- incluye a Adolfo Suárez entre los primeros.

sábado, 15 de marzo de 2014

HOMILÍA IGNOMINIOSA

“40 años después de la muerte del dictador y de que la inmensa mayoría de los españoles aprobase en referéndum la Constitución de 1978 con el objetivo de vivir en libertad y en democracia, en un Estado aconfesional, el cardenal Antonio María Rouco Varela parece no haberse dado por enterado”, opina, atónito y asombrado, el teniente Colombo, mientras pone en marcha su coche, rumbo a la comisaría.

El, hasta hace unos días, máximo responsable de la Conferencia Episcopal ha vuelto a demostrar que los planteamientos de la Iglesia Católica –y los suyos en particular- no respetan la libertad religiosa y de culto que reconoce la Constitución española en su artículo 16.3 (“Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”), pretendiendo imponer, manu militari, su letanía evangelizadora como si este país estuviera todavía bajo el palio del nacionalcatolicismo, que, con tanto fervor y sumisión, defendió la Iglesia Católica durante los años oscuros de la dictadura franquista.  

En su homilía en el funeral de Estado por las víctimas del terrorismo, con ocasión del 10º aniversario del 11-M, soltó por su boquita angelical una serie de admoniciones, amenazadoras y catastrofistas, más propias de la época de la Inquisición que de la España del siglo XXI. Probablemente motivado por un ataque de taquifemia profundo, cruzó la raya de lo estrictamente pastoral y se lanzó, a tumba abierta, a dar clases de política, Economía y ética. Pero no contento con arrojar dardos envenenados contra la sociedad civil (milimétricamente medidos), se puso al frente de la manifestación de todos aquellos que durante la última década, a modo de agit-pro, han propugnado –de forma paranoica- la teoría de la conspiración sobre la autoría del 11-M, sembrando de dudas y de ignominia una sentencia judicial, que, por desgracia, no ha sido favorable a sus execrables intereses.

El teniente Colombo no pretende realizar una exégesis de lo que representa para él la Iglesia Católica en España, pero sugiere al ex cardenal de la Conferencia Episcopal, con ferviente humildad cristiana, que “dirija su labor pastoral exclusivamente a sus clientes, y al resto déjenos en paz, que ya decidiremos por nosotros mismos entre el cielo y el infierno (caso de que exista alguno de los dos)”, apuntilla el teniente Colombo, al mismo tiempo que concluye este post haciendo suya la cita de uno de los padres de la Ilustración francesa, el escritor Pierre Bayle (1647-1706): “Yo no puedo ser religioso ni creer en Dios. Prefiero la filosofía a la religión, pues no puedo poseer al mismo tiempo lo evidente y lo incomprensible.”

domingo, 9 de marzo de 2014

LIBROS, CINE Y RECUERDOS UNIVERSITARIOS


En una mañana pre-primaveral, esplendorosa de luz y color, el teniente Colombo disfrutó de una de sus mayores pasiones: pasear por Madrid. En esta ocasión inició su caminata matinal en el Paseo de la Castellana (a la altura del puente de Rubén Darío), avanzando, siempre en línea descendente, por la plaza de Colón, el Paseo de Recoletos, Cibeles, el Paseo del Prado, la plaza de Neptuno (plaza rojiblanca por excelencia), hasta llegar a uno de los lugares más frecuentados por el teniente Colombo en su época universitaria: la Cuesta de Moyano.
La Cuesta de Moyano es el nombre popular con el que se conoce a la calle de Claudio Moyano (político español, 1809-1890), famosa por sus casetas de venta de libros (muchas de ellas de libros viejos y de segunda mano), y por ser lugar de encuentro de intelectuales, curiosos y rastreadores de primeras ediciones, a la manera de Indiana Jones, pero sin látigo.
El teniente Colombo ha recorrido las casetas de abajo a arriba, es decir, desde el Paseo del Prado hasta las verjas del Retiro, recreándose, como casi siempre, en las novedades literarias y en los volúmenes dedicados al mundo del celuloide, incluidos los afiches de películas clásicas y las fotografías en blanco y negro de actores y actrices legendarios; que, por aquel entonces, él mismo pronunciaba como sonaban (“Tirone Pover” y “Yon Vayne” eran sus preferidos). “Luego llegaron las clases de inglés y mataron la magia”, recuerda, nostálgico, el teniente Colombo.
Finalizada la búsqueda, el teniente Colombo enfiló la calle Alfonso XII hasta la puerta de Alcalá, de vuelta a casa, donde le esperaba una ducha reparadora y un aperitivo “como Dios manda”.

domingo, 2 de marzo de 2014

THE GAMES


Cuatro jóvenes atletas (un británico, un checo, un estadounidense y un australiano) se preparan de modo diferente para correr la maratón en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960. Todos ellos tienen sus propios problemas personales, sus ambiciones, sus esperanzas y motivaciones diferentes que les impulsan a participar.
La historia de esos cuatro atletas fue llevada al cine en 1970 por el director británico Michael Winner bajo el título The Games (en castellano, La prueba del valor). Winner contó para los principales papeles con Ryan O´Neal, Charles Aznavour, Stanley Baker y Michael Crawford (quien una década más tarde estrenaría, a nivel mundial, El fantasma de la ópera, en el West End londinense).
Para el teniente Colombo, La prueba del valor (estrenada en España en 1972) significa algo muy especial. Si bien es cierto que no fue un film de éxito, ni tuvo un amplio reconocimiento internacional (se puede decir que, incluso, pasó bastante desapercibida por los circuitos cinematográficos), en la vida del teniente Colombo representa sus primeros años de acercamiento a la segunda gran pasión de su vida: el cine (la primera es, cómo no, el Atlético de Madrid).
La prueba del valor trae a la memoria del teniente Colombo recuerdos imborrables de su infancia y su adolescencia, cuando pasaba tardes enteras en el cine de su barrio (“el Galaxia”), consumiendo películas y más películas, bajo unos programas dobles que permitían ver dos películas el mismo día, por partida doble y por el mismo precio (¡12 pesetas!). El teniente Colombo lleva décadas tratando de hacerse con La prueba del valor; pero, a pesar de estar en la era de la tecnología, no ha sido capaz de conseguirla. Y eso que ha puesto patas arriba, en varias ocasiones, la comisaría, encargando a varios agentes tareas de Indiana Jones… sin éxito. En todo caso, lo seguirá intentando.

sábado, 22 de febrero de 2014

CRISIS? WHAT CRISIS?


El diario EL PAÍS ha publicado recientemente los resultados de un estudio de la Autoridad Bancaria Europea (ABE) sobre los ejecutivos, del ámbito financiero, que más retribuciones percibieron en el continente en el ejercicio 2012: en total, 100 de ellos cobraron más de un millón de euros. De acuerdo con los datos del informe de la ABE, España se sitúa en el quinto lugar en la clasificación de los financieros millonarios, detrás de Reino Unido, Alemania, Francia e Italia.
Así las cosas, y mientras trata de dar vida a uno de uno de sus puros, el teniente Colombo se hace las siguientes preguntas, para que cada cual las responda según su criterio: ¿Es razonable que un ejecutivo perciba un salario (incluyendo bonus) de uno, dos, tres, cuatro millones de euros… o incluso más? ¿Tanto repercute su gestión en la cuenta de resultados de las entidades, como para percibir unos emolumentos de ese calibre? ¿Es razonable que sus ingresos representen 100 ó 150 veces el salario del empleado de menor nivel? ¿Están justificadas las indemnizaciones mil-millonarias, por muy privadas que sean las entidades financieras, a ejecutivos que, en muchos casos, son despedidos por mala gestión?
El teniente Colombo se imagina a esos 100 ejecutivos españoles como el personaje de la portada del disco que Supertramp editó en 1975: aquel tipo sentado en una hamaca, protegido por una sombrilla y con su refresco de cola preparado, mientras a su espalda las fábricas echan humo, en un fondo en blanco y negro. Todos ellos pensando, seguramente, Crisis? What Crisis?

domingo, 16 de febrero de 2014

FIEBRE ULTRALIBERAL


El 18 de marzo de 2013, en este mismo blog, el teniente Colombo manifestaba su irritación por la voracidad ultraliberal –en forma de privatizaciones sanitarias- que los dirigentes del Partido Popular en Madrid estaban llevando a cabo. Esa fiebre privatizadora –denominada eufemísticamente “externalización sanitaria madrileña”- se cebaba en uno de los mayores logros de la sociedad democrática y del llamado Estado del Bienestar (o lo que queda de él): la Sanidad pública. Nada más y nada menos.
El pasado mes de enero de 2014, y después de muchos meses de lucha de los sectores afectados por ese disparate Popular, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid decidió mantener la suspensión cautelar del proceso, para evitar “perjuicios de imposible reparación”. Así las cosas, el presidente de la Comunidad de Madrid anunció que quedaba sin efecto la externalización sanitaria de los hospitales madrileños. La resolución le ha costado el puesto al consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty, al que, rápidamente, se le buscó una colocación bien remunerada en el sector público Local.
El teniente Colombo se congratula del fracaso de los dirigentes del Partido Popular en esta materia, y felicita desde este blog a todos aquellos que han luchado, a brazo partido, por frenar una decisión que hubiera supuesto el mayor atentado, en la reciente historia moderna, contra el sistema público de salud. “El Partido Popular ejemplifica perfectamente la famosa frase del filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679), por la cual el hombre es un lobo para el hombre”, reflexiona el teniente Colombo, que sigue sin entender por qué el asunto sólo le ha costado el puesto al consejero de Sanidad, mientras que su jefe –el presidente de la Comunidad de Madrid-, que dio el visto bueno y apoyó el proyecto, sigue en el cargo.
Ahora bien –apunta el teniente Colombo- esta decisión judicial no debe eximir a los responsables de la Sanidad madrileña de seguir trabajando por un modelo público de salud, gratuito y, al mismo tiempo, de calidad y eficiente. “Una cosa es no privatizar la Sanidad pública, y otra, muy distinta, que haya barra libre presupuestaria y descontrol”, opina el teniente Colombo, expectante ante la próxima ocurrencia liberal de los dirigentes del Partido Popular.

sábado, 8 de febrero de 2014

SECRETARIA EN DIFERIDO


Hace unos días, el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid acogió, con la solemnidad que requería la ocasión, la Convención Nacional del Partido Popular. Al teniente Colombo el acto le interesaba lo mismo que la cría del caracol en las laderas del Himalaya.
Sin embargo, apareció “ella”, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Esa mujer que, con tanta claridad y precisión fiscal, explicó a todos los españoles hace un par de años el diferimiento del finiquito del extesorero del PP, Luis Bárcenas, como si acabara de inventar, ella solita, la legislación tributaria de la era moderna de la democracia española.
Este personaje de la comunicación, en lucha permanente por el trono de Epi y Blas, volvió  a ser el centro de atención en la Convención de su partido. En mitad de su discurso –de una calidad gramatical y sintáctica absolutamente lamentable- lanzó a los cuatro vientos otra de sus perlas: “En la actual situación del país es el Partido Popular o la nada”. Sus compañeros de partido, exultantes por tamaña afirmación, saltaron de sus butacas presos de la emoción.
Al teniente Colombo la señora Cospedal le parece una analfabeta integral. Una especie de “señorita Pepis”, vacía de contenido, y sin ningún tipo de valía profesional ni política. Al teniente Colombo, la frase de la secretaria general del PP le trajo a la memoria a esos líderes que se creen investidos de un halo divino para gobernar a sus pobres e ignorantes pueblos. Son ellos o el caos. Asesinos y dictadores como el egipcio Mubarak, Robert Mugabe, Gadaffi, Hugo Chávez, Lukashenko; y, en su momento, Hitler, el general Franco, Pinochet… y tantos y tantos otros déspotas, miserables e incultos, que someten a sus pueblos con políticas de terror y humillaciones permanentes.
El teniente Colombo, pertrechado con su inseparable gabardina, espera –expectante- la próxima perla de la secretaria general del Partido Popular. Su caudal es inagotable.

martes, 4 de febrero de 2014

SABIO, ETERNO... Y LEYENDA


La primera vez que el teniente Colombo lloró en un campo de fútbol fue en el homenaje a José Eulogio Gárate, en el estadio Vicente Calderón (corría el año 1977). La imagen del “eterno 9”, de su querido Atleti, saliendo del túnel de vestuarios apoyándose en dos muletas por aquella extraña, y contumaz, lesión de hongos en una de sus rodillas, heló la sangre, y el alma, de los 54.000 hinchas que se dieron cita aquel día, incluido el teniente Colombo, en el estadio de la Ribera del Manzanares.
La segunda vez que el teniente Colombo ha llorado en un estadio de fútbol fue el pasado domingo, 2 de febrero, en el homenaje que la afición colchonera dedicó al que ya es una leyenda atlética: Luis Aragonés, fallecido unos días antes. Para el teniente Colombo, el “Zapatones de Hortaleza” ha ejemplificado, como pocos, el verdadero espíritu atlético. Un espíritu forjado a base de lucha, de trabajo, de esfuerzo, de verdad y de profesionalidad. En la moviola del recuerdo  del teniente Colombo, Luis Aragonés siempre se le representará lanzando aquel histórico libre directo en el estadio Heyssel de Bruselas, superando con facilidad la barrera humana del Bayern de Münich  y al gran Sepp Maier, que nada pudo hacer por detener el balón. ¡Gol de Luis, gol del Atleti! La Copa de Europa estaba a un milímetro del Manzanares. Era el día de San Isidro de 1974. Lo peor fue lo que ocurrió minutos más tarde…
En este momento para el recuerdo, el teniente Colombo, con lágrimas en los ojos, sólo puede decir: “Gracias, Luis, hasta siempre, Zapatones”.

domingo, 19 de enero de 2014

EL MISTERIO DE LA CASA ARANDA


En el Madrid de finales del siglo XIX, un joven y brillante detective investiga una serie de extraños asesinatos, producidos en ámbitos diferentes, pero de similar complejidad. Con estas premisas, Jerónimo Tristante da vida, por vez primera, al policía Víctor Ros en la novela El misterio de la Casa Aranda (editorial MAEVA, 2007).
A pesar de ser la primera entrega de Jerónimo Tristante, el teniente Colombo la ha leído en último lugar (de las otras tres ya ha dado su opinión en este blog durante el pasado año 2013). “Una vez más, Víctor Ros vuelve a demostrar una astucia asombrosa y una  capacidad deductiva al alcance de muy pocos -si acaso, sólo Sherlock Holmes supera, ligeramente, al investigador madrileño-, manteniendo al lector en vilo desde la primera página“, opina el teniente Colombo, todavía hipnotizado por la brillantez literaria con la que el autor va desgranando en cada capítulo una trama cada vez más compleja y comprometedora para el policía protagonista.
El hecho de haberla leído en último lugar ha facilitado al teniente Colombo la comprensión de muchos aspectos de la vida personal del detective, que se explican en esta primera entrega, y que afloran en novelas posteriores. “Sin duda, una magnífica novela de misterio, en línea con las obras clásicas de Conan Doyle y Agatha Christie”, concluye el teniente Colombo, recomendando fervientemente la lectura de El misterio de la Casa Aranda.

viernes, 10 de enero de 2014

FUTBOLÍN


En cierta ocasión, el teniente Colombo leyó la siguiente frase, atribuida a Bill Shankly (1913-1981), jugador y entrenador del Liverpool FC: “Algunos creen que el fútbol es solo cuestión de vida o muerte, pero es algo mucho más importante”.
Esa misma pasión por el fútbol es la que siente Amadeo, un chico vulnerable y soñador, protagonista de la película de animación Futbolín (la última aventura cinematográfica del argentino Juan José Campanella), estrenada en España a finales de 2013. En ella, Amadeo se enfrenta en el partido más importante de su vida, y ayudado por los jugadores de su querido futbolín, a su eterno rival, el “Crack”, que ha regresado al pueblo para vengarse de haber sido derrotado una vez en la infancia.
Al teniente Colombo le ha gustado la película, y mucho. “Posiblemente Futbolín no tenga el nivel de sofisticación de las películas de la factoría Disney-Pixar, pero Campanella demuestra en cada plano una destreza técnica más que notable y, sin duda, ha sabido diseñar un guión que entretiene al espectador de principio a fin”, recalca el teniente Colombo, mientras repasa en su cabeza algunas jugadas del trascendental partido que juega Amadeo contra su eterno rival, el “Crack”, igual de arrogante y engreído que Cristiano Ronaldo.
Probablemente no sea un film redondo, pero tiene la virtud –en opinión del teniente Colombo- de ser un gozoso espectáculo, con momentos francamente brillantes y divertidos. “Recomendable, sin duda, para todos los públicos; si bien resulta difícil seguir la película en una sala abarrotada de niños que comen palomitas, las tiran al suelo, hablan sin parar, piden continuamente a sus padres ir al baño, se levantan de sus butacas para pelearse con sus amiguitos, corretean por el pasillo central en busca de entretenimiento adicional, golpean las butacas con sus tiernos piececitos molestando al espectador de delante…”, comenta finalmente el teniente Colombo, todavía conmocionado por la experiencia vivida durante la proyección de la película.