Spencer Bonaventure Tracy (Milwaukee,
Wisconsin, 1900 - Beverly Hills, Los
Ángeles, 1967), Spencer Tracy, ha
sido, en opinión del teniente Colombo, uno de los mejores actores que ha dado
el cine en toda su historia. “Sus películas, y su naturalidad ante las cámaras,
así lo avalan”, afirma el teniente Colombo, que llevaba tiempo deseando
dedicarle un post a este legendario
actor.
De la extensa, y variada, filmografía de Spencer Tracy, el teniente
Colombo destacaría las siguientes películas: San Francisco (W.S. Van Dyke, 1936), Capitanes intrépidos (Víctor Fleming, 1937), Forja de hombres (Norman Taurog, 1938), El extraño caso del Dr. Jekyll (Víctor Fleming, 1941), El padre de la novia (Víctor Fleming,
1950), Conspiración de silencio (John
Sturges, 1955), Vencedores o vencidos
(Stanley Kramer, 1961) y su testamento fílmico, Adivina quién viene a cenar esta noche (Stanley Kramer, 1967),
donde formó pareja –por última vez- con Katharine Hepburn, su eterna compañera
en la pantalla, y fuera de ella. Diecisiete días después de finalizar el rodaje
de Adivina… falleció de un ataque al
corazón.
De todas ellas, el teniente Colombo destacaría, precisamente, Adivina quién viene a cenar esta noche. En
este filme, Spencer Tracy debe demostrar su ausencia de prejuicios cuando su
hija presenta a sus padres a su novio, un yerno perfecto con la única salvedad
de que su piel es negra (papel interpretado por Sidney Poitier). “La secuencia
final en la que Tracy aboga por el amor entre dos personas que se aman
profundamente –sin importar el color de su piel-, rechaza sin paliativos los
prejuicios raciales y defiende con determinación el respeto a decidir por uno
mismo desde la tolerancia más absoluta, son de una hondura dramática y una brillantez
interpretativa al alcance de muy pocos actores de la historia”, opina el
teniente Colombo, mientras se acerca, una vez más, el amplísimo testamento
cinematográfico de Spencer Tracy.
“No estaría de más que los estamentos
judiciales de Estados Unidos y el ministro del Interior español, revisasen, con
atención, el último film de Spencer Tracy y su alegato final. Ni la judicatura
americana, ni el ministro español, parecen haber dado con la tecla de las libertades y los derechos fundamentales en
sus recientes fallos sobre los asesinatos de dos hombres de color a manos de
policías blancos; y la llamada Ley
Mordaza (eufemísticamente denominada “Ley Orgánica de Seguridad
Ciudadana”), remata el teniente Colombo, a punto de coger su coche para acercarse
a la Fundación Mapfre, donde se exponen algunos cuadros del genial pintor
Joaquín Sorolla.