Así se llama el joven vástago de
los duques de Cambridge, Kate Middleton y el príncipe Guillermo, que hace unas
semanas llegó a este loco mundo, para alegría y alborozo de su familia, y de
millones de súbditos ingleses, abducidos por el feliz alumbramiento.
Probablemente, al mismo tiempo,
miles de niños nacieron en otros lugares del mundo, sin la pompa y la fanfarria
del bebé real británico; y, sobre
todo, con la incertidumbre de qué será de sus vidas en el futuro. Sin embargo,
y sin más mérito que haber nacido en una cuna de rancio abolengo, el pequeño
George Alexander Louis ya sabe que, algún día, será rey de los ingleses. Haga
lo que haga: sea tonto o listo, capaz o inútil, sabio o torpe, justo o injusto.
“Es decir, nada más nacer ya sabe que va a tener empleo seguro y de por vida.
Así da gusto”, grita a los cuatro vientos el teniente Colombo, acordándose en
este momento de la Toma de la Bastilla de aquel 14 de julio de 1789…