Los recientes acontecimientos ocurridos
en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón, con resultado de muerte de
un aficionado ultra del Deportivo de la Coruña a manos de un grupo de radicales
del Frente Atlético (un asesinato en el sentido literal de la palabra), le han
hecho reflexionar –y mucho- al teniente Colombo.
De sobra es sabido que el
teniente Colombo vive el fútbol con pasión y que por sus venas corre sangre
rojiblanca. Todos los poros de su piel transpiran fervor rojiblanco. Pero, al
mismo tiempo, el teniente Colombo, desde su pequeño universo familiar y
profesional, está firmemente comprometido con la democracia y la legalidad
constitucional. Es por ello que rechaza, sin paliativos y sin ningún tipo de
ambigüedad, cualquier acto de violencia y de apoyo a estos grupos de miserables
y asesinos, revestidos de una falsa estética futbolística.
Desgraciadamente, en
los últimos días, el teniente Colombo no ha percibido esa misma contundencia en
los dirigentes del Atlético de Madrid (Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil), ni
tampoco por parte del entrenador, Diego Pablo Simeone. “Sus declaraciones han
sido tibias, ambiguas, cobardes, imprecisas, vacilantes… impresentables”,
considera el teniente Colombo, mientras retira –después de 35 años- el escudo
del Atleti del cristal trasero de su coche.
“Estos grupos, con independencia
del signo político y los colores que pretendan defender, no se representan ni a
sí mismos. Son, sencillamente, una turba de descerebrados, delincuentes,
asesinos, maleantes, pendencieros… lo
mejor de cada casa; apoyados y protegidos, además, por un grupo de dirigentes
deportivos sin coraje ni determinación”, concluye el teniente Colombo, mientras
se dirige al cuarto de baño de la comisaría para vomitar, por las náuseas que le produce la
situación actual en el mundo del fútbol.
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