sábado, 29 de octubre de 2011

LA HONESTIDAD

Uno de los valores más importantes –sino el que más- que rige la vida del teniente Colombo es la honestidad. Desde que se levanta hasta que se acuesta. En la comisaría y fuera de ella. Con gabardina y en pijama.
Hace unos días, revisando unos textos clásicos, el teniente Colombo se tropezó con una frase de Francisco de Quevedo (1580-1645), que, por esos caprichos del destino, tiene mucho que ver con un caso de asesinato que está investigando en estos momentos. Es la siguiente: “Aquel hombre que pierde su honra por el negocio, pierde el negocio y la honra”.
El teniente Colombo siempre ha despreciado a todos aquellos que, de forma fraudulenta y sin escrúpulos, se aprovechan de su posición social o profesional para llenarse los bolsillos. Y si, además, se jactan de ello ante el resto de los mortales, su desprecio alcanza niveles de aborrecimiento.
Para el teniente Colombo la honestidad expresa el respeto por uno mismo y por los demás; una actitud ante la vida, algo tan importante como el respirar. Algo irrenunciable.

domingo, 23 de octubre de 2011

¡NUNCA MÁS!

Decía el poeta mejicano Amado Nervo (1870-1919) que “hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día; la paz sin la cual el mismo pan es amargo”. Algo parecido pensó el teniente Colombo el 20 de octubre de 2011 cuando un rayo de esperanza cruzó el cielo de su país; en esta ocasión parece que con sólidos fundamentos de convertirse en realidad: terminaba, para siempre, casi medio siglo de terror.
Ese día, sin duda histórico, pensó en los más de 800 inocentes que habían sido asesinados vilmente por una banda de fanáticos sin escrúpulos, llevados por el odio y la sinrazón. Vidas truncadas por una banda de criminales totalitarios y fascistas.
El teniente Colombo está absolutamente convencido que en una democracia hay sitio para todas las opiniones, objetivos y realidades históricas; pero nunca, bajo ningún concepto, para la barbarie, el tiro en la nuca, la extorsión y el terror.
Desde la esperanza en una paz para siempre, el teniente Colombo quiere gritar a los cuatro vientos desde su modesto blog… ¡NUNCA MÁS!

martes, 18 de octubre de 2011

SOLUCIONES "A TORO PASADO"

Hace unos días, la Real Academia sueca de las Ciencias concedió el Premio Nobel de Economía a los estadounidenses Christopher A. Sims y Thomas J. Sargent, por sus “investigaciones empíricas de las causas y los efectos de las medidas políticas -como gasto público o tipos de interés- sobre la macroeconomía”.

La primera sensación que se le vino a la cabeza al teniente Colombo, mientras leía la noticia en internet, fue de alivio. “¡Claro, ya está!”, gritó alborozado, lanzando su puro a medio encender contra una impresora de la comisaría. El teniente Colombo estaba absolutamente seguro que unas mentes tan privilegiadas como los dos economistas premiados sabrían cómo terminar con la recesión que, desde hace dos años, asola al mundo occidental.

“Sería tan sencillo como preguntárselo, ¿no?”,…“¿O acaso los economistas sólo saben solucionar las recesiones una vez que han terminado, mediante análisis econométricos y estadísticos rigurosísimos…es decir, a toro pasado”?, reflexionaba en voz alta el teniente Colombo.

sábado, 15 de octubre de 2011

MÁS CINE, POR FAVOR

El teniente Colombo no oculta su pasión por el cine. En particular, por el cine clásico (ver “Leyendas de cine”, del 8/9/2011). Al margen de consideraciones técnicas, las 10 películas que, a lo largo de su vida, le han emocionado de verdad y es capaz de revisar una y otra vez sin el más mínimo síntoma de agotamiento, son las siguientes (por orden de preferencia):

1 - Casablanca (1942), Michael Curtiz. 2 - La diligencia (1939), John Ford. 3 - El hombre tranquilo (1952), John Ford. 4 - Una noche en la Ópera (1935), Sam Wood. 5 - Las uvas de la ira (1940), John Ford. 6 - Centauros del desierto (1956), John Ford. 7- El apartamento (1960), Billy Wilder. 8 - El hombre que mató a Liberty Valance (1962), John Ford. 9 - Matar a un ruiseñor (1962), Robert Mulligan. 10 - Tiburón (1975), Steven Spielberg.

Personajes como Rick Blaine, Ilsa Lund, Sean Thornton, Mary Kate Danaher, CC Baxter, Otis B. Driftwood, Ringo Kid, Atticus Finch…y lugares como Monument Valley, Innisfree, Amity Island, Maycomb, Shinbone… forman parte de la vida del teniente Colombo desde niño. Antes, incluso, de que usara gabardina.

miércoles, 12 de octubre de 2011

COLOMBO&CO.

Don Quijote&Sancho, Holmes&Watson, Pierre&Marie Curie, Stan Laurel&Oliver Hardy, Ortega&Gasset, el teniente Colombo&…
De un tiempo a esta parte, los casos de asesinato se multiplicaban y el teniente Colombo empezaba a sentir el paso de los años. Ni su agilidad mental, ni la física, eran las de antaño. “El tiempo no pasa en balde”, se recordaba a sí mismo cada mañana, mientras se abrochaba el penúltimo botón de la gabardina. Finalmente, comprendió que necesitaba alguien que compartiera con él la resolución de los casos, cada vez más sofisticados y exigentes. La suerte, o el destino, hicieron que diera con la persona adecuada: una ayudante, algo más joven que él.
En poco tiempo comprobó que su ayudante era una persona con un alto sentido de la responsabilidad, muy trabajadora y con un fuerte nivel de autoexigencia. Discreta, prudente y reflexiva. Con una madurez que le permite soportar situaciones de presión y manejarlas con serenidad. Ejecutiva y directa, detesta perder el tiempo. Normalmente, no se limita a cumplir las tareas que le encomienda el teniente Colombo, sino que aporta, además, su punto de vista y plantea alternativas. Y para colmo, tiene la virtud de anticiparse a los pensamientos del teniente Colombo, cada vez más torpe y lento de reflejos.
A estas alturas de su carrera, el teniente Colombo no tiene ninguna duda: para él es un privilegio contar con alguien de esas características en el equipo. Un verdadero lujo. Una persona de la que aprende algo cada día. ¿Se puede pedir más?

sábado, 8 de octubre de 2011

"REMEMBERING" MACROECONOMÍA

En la Facultad de Económicas, al teniente de Colombo le enseñaron que una política fiscal restrictiva (reducción del gasto público) podría generar una contracción de la actividad económica, del consumo y, en consecuencia, un aumento del desempleo. Si en ese escenario los tipos de interés no se reducen para impulsar la inversión, y el sistema financiero no acompaña con acciones crediticias determinantes, la bomba de relojería en que se convierte la situación económica inicia su cuenta atrás. Los manuales de Dornbusch&Fischer, William Branson y Paul Samuelson desarrollaban esa idea con unos modelos extraordinariamente  rigurosos.
Por eso, el teniente Colombo no acaba de entender cómo las políticas de recorte del gasto público pueden devolver la confianza a los actores económicos (incluidas las familias) y reactivar la actividad productiva. No acaba de entender la postura numantina de los políticos por el déficit público. Única y exclusivamente por el déficit público. Debe haber algo que se le escapa. “¿Se habrán quedado obsoletos los viejos manuales de macroeconomía?”, pensaba el teniente Colombo, perplejo y apesadumbrado.
En eso estaba, cuando recibió una llamada del capitán. Arrancó su coche –después de comprobar que el depósito de gasolina lanzaba un S.O.S. desesperado- y puso rumbo a la comisaría. En su cabeza seguían revoloteando conceptos como demanda agregada, multiplicador monetario, perturbaciones económicas, contracción del crédito, medidas de política monetaria y fiscal…

miércoles, 5 de octubre de 2011

EL ORGULLO NACIONAL

Hay cosas que no se pueden tocar. Son inviolables. Sagradas. Es el caso de la sanidad pública. Hace unos días, el teniente Colombo no daba crédito a lo que “oían sus oídos” y “leían sus ojos” en diversos medios de comunicación: la crisis económica había llevado a algunos responsables políticos a plantear la reducción de costes en la sanidad pública, mediante la supresión de servicios, cierre de quirófanos y recortes de plantilla.
La primera idea que se le vino a la cabeza fue que esos políticos eran cualquier cosa menos responsables. Se acababan de situar en las antípodas del sentido común. Más que perplejidad, en este caso la noticia le produjo rabia e indignación. ¡Con la nómina interminable de gastos que se pueden recortar en tiempos de crisis, a algunos políticos sólo se les ocurre dirigir las fauces del tiburón a la sanidad pública!, mascullaba el teniente Colombo, rojo de ira.
El orgullo nacional, como le gustaba definir al sistema público de salud, no puede estar sujeto a las ocurrencias de algunos políticos, con planteamientos disparatados, tendiendo al infinito. No se trata de adoptar una postura ultra-keynesiana, pensaba; pero el gasto, en el caso de la sanidad pública, será “el que tenga que ser”.
A este paso, barruntaba desolado el teniente Colombo, algún día no muy lejano veremos en la puerta de un quirófano el cartel de Vuelva usted mañana.

sábado, 1 de octubre de 2011

LA MAGIA DE LA TELEVISIÓN

El teniente Colombo nunca se imaginó que acudiría a un plató de televisión para hablar de las comunidades indígenas del planeta y su lucha (desigual), contra las grandes corporaciones transnacionales. Gracias a PressTV ha tenido la oportunidad de hacerlo, dentro del programa Objetivo Solidario.
Todo allí era increíble: la sala de maquillaje, el continuo ir y venir de gente, el director del programa (atacado de los nervios: ¡”quedan 20 segundos”!), la persona que se aseguraba de que el sonido fuera perfecto, el productor supervisando cada detalle,…¡¡menudo bullicio!! El teniente Colombo no pudo evitar comparar aquella escena con los ataques de locura de Peter Finch en Network, un mundo implacable.
Al principio estaba nerviosísimo. En algún momento, la situación le recordó los instantes previos a los exámenes de la Facultad. Poco a poco fue tomando confianza, dejó de preocuparse por la cámara y, sin darse cuenta, ¡alehop!, ya estaba metido en harina. Tanto el presentador del programa (por cierto, con un gran parecido a José Ramón Pindado), como la representante de la ONG Survival International (encantadora y gran conocedora de la problemática de los pueblos indígenas), hicieron que la experiencia del teniente Colombo fuera muy agradable y, desde luego, inolvidable.
Con independencia de “la magia de la televisión”, al teniente Colombo le ha resultado gratificante comprobar cómo todavía hay muchas personas que luchan por los más desfavorecidos, y por aquellos que, simplemente, quieren vivir en paz en sus territorios ancestrales…a pesar de las excavadoras. ¡Dichosas excavadoras!
De vuelta a la comisaría no dejaba de pensar en ello, oxigenado por la experiencia que acaba de vivir. Estaba deseando contárselo al capitán y a todos sus compañeros. ¿Le estaría esperando un nuevo caso de asesinato?