sábado, 25 de mayo de 2013

EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE

Hace unos días, el teniente Colombo decidió revisar una de sus películas favoritas: El hombre que mató a Liberty Valance (John Ford, 1962). Bendita decisión.
La película –en opinión del teniente Colombo- es una clase magistral de cine, sólo al alcance de unos pocos elegidos. Desde el primer fotograma rezuma talento, emoción, elegancia, épica y sabiduría. El maestro Ford construyó una oda al honor, al choque entre el viejo y el nuevo mundo, a los sentimientos, a la ley y al nacimiento de la democracia en Estados Unidos. Del plantel de actores protagonistas resulta difícil decir algo nuevo: John Wayne está imponente, James Stewart sobrio y eficaz, y Lee Marvin encarna la maldad más absoluta de una manera memorable. “¡La película es, sin duda, una obra maestra!”, grita a todo el planeta el teniente Colombo, mientras anota en su bloc unos datos del próximo crimen que le ha encargado resolver su nuevo capitán.
“Ningún elogio es suficiente para El hombre que mató a Liberty Valance; una película mítica e imperecedera”, concluye, emocionado, el teniente Colombo; mientras ve cómo aparece en la pantalla el último fotograma con el inevitable The end.

sábado, 18 de mayo de 2013

LA CENA SECRETA

A pesar de que la mayoría de los críticos literarios la comparan, de manera insistente, con El código Da Vinci de Dan Brown; al teniente Colombo la novela de Javier Sierra La cena secreta (editorial Planeta) le ha recordado, casi desde las primeras páginas, a la exitosa novela de Umberto Ecco El nombre de la rosa.
“Resulta inevitable no comparar las peripecias de Guillermo de Baskerville de El nombre de la rosa con las del inquisidor dominico Agustín Leyre, experto en la interpretación de mensajes cifrados, y protagonista indiscutible de La cena secreta”, apunta el teniente Colombo, todavía fascinado por la lectura de la novela.
Por encima de todo, al teniente Colombo la novela de Javier Sierra le ha resultado entretenida y absorbente. Destacaría, sobre todo, la capacidad del autor para hacer dudar al lector si la trama que plantea, y el conjunto de situaciones y personajes que rodean la historia, son (o fueron) reales, o simplemente pura ficción. “El desenlace, como el conjunto de la novela, no defrauda, y eleva en cada página la avidez del lector por descifrar el sorprendente final”, comenta el teniente Colombo a uno de los sargentos de la comisaría, recomendándole encarecidamente la lectura de La cena secreta.

sábado, 11 de mayo de 2013

ECONOMÍA DESDE EL CORAZÓN

En cierta ocasión, José Luis Sampedro (1917 – 2013) afirmó que “solo los ingenuos y algún premio Nobel de Economía llegan a creer que nuestro mercado encarna la libertad de elegir, olvidando algo tan obvio como que sin dinero no es posible elegir nada”. En este momento, semanas después de la desaparición de este gran economista y escritor, el teniente Colombo recuerda con nostalgia esas palabras, que hace muchos años leyó en uno de los libros que conforman la extensa bibliografía de Sampedro (Las fuerzas económicas de nuestro tiempo, 1967).
El teniente Colombo siempre ha tenido la firme convicción –en línea con  el profesor Sampedro y otros economistas neokeynesianos, como Paul Samuelson, John Hicks, Franco Modigliani y Joseph Stiglitz-  que la ciencia económica debe configurarse como un instrumento para mejorar el bienestar de las personas (lo que el profesor Luis Perdices de Blas ha definido como una economía desde el corazón); y no, como ocurre en la actualidad, para perfeccionar la rentabilidad de los mercados y las fuerzas ocultas que los manejan.
Desde este blog, el teniente Colombo quiere ofrecer su pequeño homenaje a José Luis Sampedro, un humanista inteligente, un hombre fiel a unas convicciones y de una exigencia ética poco común en estos tiempos. El teniente Colombo recuerda, y hace suyas, las palabras del ex ministro socialista Ángel Gabilondo sobre la figura de Sampedro: “encontramos en su palabra y en su corazón la frescura y la higiene de la búsqueda de mejores condiciones de vida, de equidad y de justicia”.

sábado, 4 de mayo de 2013

¿MADRID 2020? NO, GRACIAS

El teniente Colombo rechaza, rotundamente, la candidatura de Madrid para organizar los Juegos Olímpicos de 2020. La aventura olímpica –en su opinión- podría ser la puntilla para la grave crisis por la que atraviesa la ciudad, y el resto del país. El teniente Colombo no entiende cómo, en una situación de bancarrota como la actual, los regidores madrileños (y, en particular, su egregia alcaldesa), muestran de forma tan entusiasta -casi psicopatológica-, su amor por el olimpismo; como si organizar unas Olimpiadas fuera el bálsamo de Fierabrás, la medicina que acabará con todas las enfermedades que aquejan a la capital de España.
Al teniente Colombo el asunto le parece una cortina de humo para tapar la incapacidad e ineptitud de unos políticos sin ideas, sin recursos y sin voluntad, que llevan años protegiéndose unos a otros, con el fin de seguir viviendo –y de qué manera- de la política.
Para el teniente Colombo la salida de la crisis debe cimentarse en políticas de crecimiento a medio y largo plazo, en proyectos de I+D+i, en potenciar la sanidad y la educación públicas, en inversiones en infraestructuras, en medidas que fomenten el consumo y el ahorro, en reducciones de impuestos, en el impulso del crédito bancario (¡de una vez por todas!), en programas serios y coherentes con la realidad actual (huyendo de megaproyectos de dudosa rentabilidad y legalidad), y en mandar a paseo, de vez en cuando, a los señores de la Troika. En definitiva: el teniente Colombo está firmemente convencido de que la salida de la crisis debe sustentarse en políticas que permitan recuperar la confianza en el país, en no repetir los errores del pasado y, sobre todo, en la creación empleo.
“Si la solución a esta pertinaz crisis pasa por la construcción de casinos, locales destinados a la prostitución -Eurovegas- y organizar unos Juegos Olímpicos, mal vamos”, murmura el teniente Colombo, al mismo tiempo que recuerda las palabras del escritor francés Paul Valéry (1871-1945), muy oportunas en este momento: “la política es el arte de evitar que la gente se preocupe de lo que le atañe”.