domingo, 23 de noviembre de 2014

DUQUESA DE ALBA DE TORMES Y MUCHO MÁS


El reciente fallecimiento de la Duquesa de Alba (bautizada en 1926 como María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva), ha vuelto a poner de manifiesto –en opinión del teniente Colombo- algunos anacronismos que, en pleno siglo XXI, se mantienen en España.
Al teniente Colombo le resulta difícil asimilar que durante más de seiscientos años una sola familia haya podido acumular tantas riquezas, tesoros, títulos nobiliarios, condecoraciones, ducados, marquesados, galardones, títulos honoríficos, etc., por el mero hecho de nacer en una determinada cuna o por herencias conseguidas mediante regalos y prebendas de las diferentes Casas Reales que han jalonado la historia de España durante los últimos seis siglos. “Seis siglos de acumulación de una fortuna incalculable, sin límite, asentada en unos derechos que se traspasan de hijos a hijos, de nietos a nietos, de bisnietos a bisnietos… y así, hasta el infinito y más allá”, refunfuña el teniente Colombo, mientras comprueba cómo –desgraciadamente- hay cosas en este país que no cambiarán nunca.
Al teniente Colombo le importa muy poco el debate sobre la Duquesa fallecida. Le da exactamente igual determinar con precisión si era dieciocho veces marquesa, o diecinueve;  veinte condesa, vizcondesa, condesa-duquesa y condestablesa, además de ser catorce veces Grande de España, o quince, o dieciséis… ¡qué más da! Lo que al teniente Colombo le viene a la cabeza en este momento es el Trienio Liberal (1820-1823), la desamortización de Mendizábal (1836-1837), la desamortización de Espartero de 1841, la de Pascual Madoz de 1855, y, sobre todo, la Primera (1873-1874) y la Segunda República (1931-1939).
A buen entendedor…

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