miércoles, 31 de agosto de 2011

LOS MERCADOS

Un día más, el teniente Colombo estaba preparándose para una nueva jornada de trabajo. Había terminado de desayunar (zumo de naranja natural, café con leche y tostadas con aceite de oliva Virgen Extra), y tenía el transistor encendido. Estaba abrochándose la gabardina cuando, de repente, escuchó al locutor lanzar la siguiente noticia a través de las ondas: “Los mercados desconfían de la Deuda española y el pánico se apodera del IBEX35”. Se quedó perplejo. “Ummm, los mercados,…”, pensó en voz alta, mientras encendía el primer puro del día.
Una lluvia de preguntas bombardeaba su cabeza: “¿Quiénes serán los mercados?”, “¿Dónde tendrán sus oficinas?”, “¿Qué cara tendrán los mercados,… llevarán corbata o vestirán de casual?”, “¿Cómo es posible que un ente abstracto como los mercados pueda influir de manera tan determinante en la economía de un país?”, “¿No se puede hacer nada para defenderse de los mercados?”. Estaba aturdido. Necesitaba, como en la resolución de sus casos de asesinato, atar todos los cabos sueltos.
“Cuando llegue a la comisaría, le preguntaré al capitán, quizás él pueda ayudarme a descifrar este enigma; creo recordar que hizo un par de cursos de Economía Aplicada en la Universidad de Columbia”, pensó, con esperanza, el teniente Colombo. Introdujo la llave en el interruptor de su coche y, al tercer intento, se puso en marcha, rumbo a la comisaría.

martes, 30 de agosto de 2011

SÓLO UNA COSA MÁS...

Hace un par de meses, mientras desayunaba, me enteré de la noticia: “Ha fallecido en su casa de Los Ángeles, a los 83 años de edad, Peter Falk, el actor que en tantas ocasiones interpretó para la TV al teniente Colombo”, dijo con semblante serio la presentadora.
Recuerdo aquellos episodios, a mediados de los 70, cada domingo por la noche, en los que Colombo (en el original, Columbo) compartía cartel con el comisario McMillan (Rock Hudson); Banacek (George Peppard) y McCloud (Dennis Weaver), entre otros. Mi preferido era Colombo. A pesar que desde el principio conocía quién era el asesino, me quedaba hipnotizado ante la tele disfrutando de la habilidad de Colombo para acorralar al asesino, con una sagacidad e inteligencia brillantísimas.
El personaje era maravilloso: un tipo poco agraciado físicamente, con una gabardina vieja y grasienta, con un coche para el desguace, con ese puro “de color verde” siempre encendido, los zapatos sucios, camisa blanca sin planchar dentro de un traje de color indefinible y con una mujer (la señora Colombo), que jamás apareció en ningún episodio.

Todavía hoy sigo revisando los episodios de Colombo. Los he visto una y mil veces, y me siguen atrapando.  Es verdad que Peter Falk ha muerto, pero no el teniente Colombo. Estará en mi memoria para siempre, y será, a partir de este momento, su espíritu el que guíe las peripecias de este blog. Ah, por cierto, just one more thing…gracias, Mr. Falk.