sábado, 22 de junio de 2013

CARRUSEL VERANIEGO


Como cada año, con la llegada del periodo estival, en el mundo del fútbol se inicia el carrusel de fichajes, despidos, traspasos, ceses, retiradas y… más fichajes. Esta escenificación, convenientemente aderezada por la prensa deportiva que, gracias a ello, subsiste en los meses de ausencia de competición, se mueve, en general, dentro de unas cifras desorbitadas.
Al teniente Colombo el asunto le llama poderosamente la atención, máxime en este momento, en el que el índice de paro y las fuertes restricciones que sufre la sociedad española, no se corresponde, en modo alguno, con la burbuja en la que parece vivir el mundo del fútbol, sine die. Esta evidente contradicción le trae a la memoria al teniente Colombo la película Rain Man (Barry Levinson, 1988), en la que Dustin Hoffman interpreta a un autista que vive en su mundo, feliz e inocente, al margen de la realidad que le rodea.
“¿Será el fútbol, y todo el entramado creado alrededor de los derechos de televisión, la próxima burbuja que hará crack en este país?”, reflexiona el teniente Colombo, mientras termina de preparar un gazpacho veraniego, enriquecido con unas cerezas de la Vera.

domingo, 16 de junio de 2013

UNA DÉCADA SIN ATTICUS

Se acaban de cumplir diez años de la muerte de Gregory Peck. Diez años de la muerte del actor que representó como ningún otro la quietud y la sobriedad delante de las cámaras. Para el teniente Colombo, Gregory Peck ha sido siempre uno de sus actores favoritos, uno de los “cinco grandes de todos los tiempos”.
Una década después de su muerte, el recuerdo del personaje que lo inmortalizó para siempre sigue vivo en la mente del teniente Colombo: el papel del abogado Atticus Finch, que defiende a un joven negro acusado injustamente de violación en la película dirigida por Robert Mulligan en 1962 Matar a un ruiseñor, que le valió su único Óscar y el reconocimiento por parte del American Film Institute (en 2003) como el mayor héroe del cine americano de todos los tiempos, por delante, incluso, del incombustible Indiana Jones.
Junto con sus valores cinematográficos, la faceta privada de Gregory Peck también ha suscitado el interés del teniente Colombo. Una actitud de compromiso, su activismo antisida, la presidencia de la Sociedad Americana contra el Cáncer o su participación en las protestas contra la guerra de Vietnam, contra las armas nucleares o en favor de los derechos civiles. Valores y planteamientos compartidos por el teniente Colombo.
El teniente Colombo se pregunta si Gregory Peck hubiera podido encajar en el papel de alguno de esos asesinos que tanto dolor de cabeza le dan en la comisaría. “Probablemente no, no resultaría del todo convincente”, concluye el teniente Colombo, mientras le viene a la memoria la secuencia en el porche de la casa de Atticus, en una noche verano, cuando le explica a su hija la importancia de respetar el punto de vista de los demás.

domingo, 9 de junio de 2013

EL ENIGMA

El enigma (editorial Alfaguara) ha sido la primera ocasión en la que el teniente Colombo se ha aproximado al universo literario de Josefina Aldecoa (1926 – 2011).
La novela relata las peripecias de Daniel Rivera, un profesor universitario madrileño que lleva una vida familiar anodina y busca compensaciones emocionales en su trabajo y en relaciones esporádicas con sus estudiantes. Durante un semestre sabático en Nueva York conoce a Teresa, divorciada, hija de un exiliado español, culta y con la que mantiene un tórrido e intenso idilio. Al regresar a España, Daniel vuelva a la rutina y a un matrimonio sin amor.
En opinión del teniente Colombo, El enigma es una novela que profundiza en las relaciones humanas, en sus diferentes vertientes. Por un lado, plantea la problemática de la convivencia matrimonial, poniendo sobre la mesa todos sus estereotipos; y, por otro, las posibilidades y los escollos de una relación a tres bandas. La novela está escrita de manera sencilla, con algunas metáforas centradas en determinados convencionalismos de la vida en pareja y está bien resuelta.
De alguna manera, el triángulo Daniel, Teresa y Berta, le ha recordado al teniente Colombo el episodio “Todo está en juego”, en el que, aparentemente, tiene una relación extramatrimonial con el personaje del asesino (interpretado por la actriz Faye Dunaway), y cuando su amigo-confidente camarero le recrimina cómo ha sido capaz de enviar a la cárcel a la persona con la que ha vivido ese supuesto romance, el teniente Colombo le responde: “Eh, amigo, si te crees todo lo que dice un policía eres un majadero”.

domingo, 2 de junio de 2013

COMO EL AVE FÉNIX...

El mito del ave Fénix ha sido, desde el origen de los tiempos, el símbolo del renacimiento físico y espiritual, el emblema de la inmortalidad. Al igual que esa ave mitológica, del tamaño de un águila imperial, ha resurgido de sus cenizas el expresidente del gobierno, José María Aznar, con su pico y sus garras terroríficamente afilados.

Al teniente Colombo el asunto le ha dado un escalofrío por la espalda. Con independencia de los mensajes que, en una reciente entrevista en televisión, lanzó contra el actual presidente del gobierno (al que el propio Aznar designó “a dedo” como su heredero), lo que realmente le quita el sueño al teniente Colombo es la posibilidad de que un sujeto como Aznar vuelva a dirigir los destinos del país.

El hecho de que afirmase en la citada entrevista, y en dos ocasiones, cumpliré con mi responsabilidad, con mi conciencia, con mi partido y con mi país con todas las consecuencias”, le han traído a la memoria al teniente Colombo los peores años de gobierno de Aznar. Años repletos de arrogancia, de soberbia, de prepotencia, de rencor, de jactancia, de altanería y de sordidez.

El teniente Colombo agradece a este “peligroso salvapatrias” su generosidad y altruismo para con su país, pero le ruega que se aleje lo más posible del destino de los españoles. “Gracias, señor Aznar, no se moleste; ya nos hundiremos nosotros solos, no necesitamos que alguien que mintió como un bellaco sobre las armas de destrucción masiva, que nunca aparecieron, venga a rescatarnos del naufragio… más caudillos, no; por favor”, se reafirma el teniente Colombo, mientras comprueba, por el rabillo del ojo, que el señor de las Azores no anda cerca de la comisaría.