sábado, 26 de enero de 2013

OTRA VUELTA DE TUERCA

En El cisne negro (Henry King, 1942), Tyrone Power es martirizado en un potro de tortura, que giraba y giraba sin parar hasta el límite que sus huesos le permitían aguantar sin romperse. Algo parecido acaba de hacer el Banco de España con los ahorradores, por si no fuera suficiente con que éstos, y el resto de los ciudadanos, hayan tenido que pagar de su propio bolsillo el rescate de las entidades financieras quebradas. Si la tortura de Tyrone Power era pura ficción, en el caso de los ahorradores es una realidad palpable y opresiva.
Resulta que el Banco de España, en una reciente directriz, ha restringido las rentabilidades de los depósitos del sistema financiero hasta un límite tal que con una inflación del 2-2.5% y unas comisiones que no paran de crecer, a las familias les va a costar dinero tener sus ahorros en el banco. De bajar las comisiones bancarias y los intereses de demora, el Banco de España no ha dicho nada.
“Un golpe bajo, uno más, a los grandes perdedores de esta interminable crisis: las familias, los ahorradores y los sectores más vulnerables de la sociedad”, refunfuña el teniente Colombo, encolerizado por una medida que es injusta y desproporcionada, desde cualquier punto de vista.
“Como no bastaba con las medidas de carácter restrictivo que ha implantado el Gobierno a lo largo del último año, ahora viene el Banco de España y echa más gasolina al incendio”, reflexiona el teniente Colombo en este marasmo de decisiones arbitrarias y faltas de sensibilidad social, destinadas únicamente a penalizar el ahorro, el consumo y la inversión (los tres parámetros esenciales de la Renta Nacional). El teniente Colombo no puede dejar de preguntarse si las autoridades económicas de este país han pasado, realmente, por la facultad de Economía (al menos, de visita).

domingo, 20 de enero de 2013

LOS MISERABLES

Casi 30 años después de su estreno en el Barbican Centre de Londres, el oscarizado director Tom Hooper (El discurso del rey, 2010) ha llevado a la gran pantalla una versión de la celebérrima obra de Víctor Hugo Los Miserables. Y, claro, el teniente Colombo no podía faltar a la cita.
Vaya por delante que el teniente Colombo es un apasionado de los musicales. Precisamente, fue Los Miserables el primer musical que vio en su vida, en el verano de 1987, cuando decidió dedicar su mes de vacaciones a estudiar inglés en un pueblecito a las afueras de Londres. Desde entonces, ha visto el musical en seis ocasiones (dos en el West End de Londres, dos en Broadway y otras dos en Madrid).  
La primera sorpresa que se ha llevado el teniente Colombo a los pocos minutos de iniciarse la proyección de la película ha sido la presencia de Colm Wilkinson, el actor que encarnó a Jean Valjean en el estreno del musical en Londres, el 8 de octubre de 1985. En esta ocasión, en el papel de un sacerdote que salva la vida, precisamente, del ex convicto “24.601” (un Jean Valjean magistralmente interpretado por Hugh Jackman).
La película –en opinión del teniente Colombo- es una mastodóntica superproducción de Hollywood, con un despliegue de medios que apabulla al espectador. Los decorados son majestuosos, la ambientación impecable y una nómina de actores capaces de cantar en directo y transmitir emociones. Anne Hathaway logra poner los pelos de punta al teniente Colombo con una conmovedora versión de “I dreamed a dream” (5 minutos electrizantes e inolvidables). Por otro lado, Russell Crowe demuestra su limitado registro vocal en el papel de Javert.
“Si bien es evidente que el director cuenta con un material que garantiza el éxito de antemano (la partitura original de Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg, que más de 60 millones de personas llevan canturreando por medio mundo desde hace casi tres décadas), podía haberse ahorrado algunos minutos de las casi tres horas de metraje y, sobre todo, los excesivos zooms, que, en ocasiones, marean al espectador”, opina el teniente Colombo, mientras se dirige al parking a recoger su coche, después de haberse leído todos los títulos de crédito al final de la proyección.
“En definitiva, Los Miserables es una película del todo recomendable, que es difícil que deje insatisfecho a nadie, y que aporta un mensaje eterno e imperecedero: la lucha contra el opresor y el llamamiento a las barricadas del pueblo indignado”, reflexiona el teniente Colombo de camino a casa, mientras tararea las primeras notas de “One day more”.

domingo, 13 de enero de 2013

CUESTIÓN DE VERGÜENZA

Resulta que el presidente del Consejo General del Poder Judicial considera “tremendo” y “excesivo” no poder viajar en el AVE en clase preferente cuando tiene que desplazarse por razones de trabajo, porque –según sus propias palabras- “no es la mejor imagen para el cargo que ostenta”.
A cualquiera con un mínimo de decencia –incluido el teniente Colombo-, la postura de este servidor público le parece obscena, escandalosa e inmoral. “En un momento en el que los recortes sociales y laborales alcanzan cotas nunca vistas en casi cuarenta años de democracia, asistir a este tipo de declaraciones demuestra que muchos políticos y altos cargos institucionales se niegan a asumir una realidad que sufren cada día millones de ciudadanos; y pone de manifiesto, una vez más, que la ejemplaridad y la sensibilidad social no están en el diccionario de estos personajes”, reflexiona el teniente Colombo, mientras aplasta su puro contra uno de los ceniceros de la comisaría.
Si del teniente Colombo dependiera, a todos aquellos altos cargos y funcionarios públicos que quieran mantener, a toda costa, un estatus social y profesional sin ningún recorte, les obligaría a viajar en el vagón de mercancías hasta que el número de parados se reduzca, al menos, a la mitad. Y al que se quejase, le proporcionaría una bicicleta (descontándosela de su sueldo) para que fuera donde quisiera con ella, incluidos los viajes oficiales.