viernes, 26 de abril de 2013

UNA DEUDA DE GRATITUD

Dentro del dolor que siente el teniente Colombo por la pérdida de su hermana (ver post del 17 de abril de 2013, La sonrisa eterna), quisiera transmitir, a través de este blog, su más profundo agradecimiento, y el de su familia, al servicio de oncología del hospital Sanitas La Moraleja de Madrid.
El equipo médico, dirigido por la doctora Margarita Feyjóo, acogió a la hermana del teniente Colombo con un cariño, una profesionalidad y una dedicación admirables. “Su labor ha sido, sencillamente, impagable”, recuerda, emocionado, el teniente Colombo; que tampoco olvida al Control de Enfermería de la planta 3ª del hospital, cuyo personal demostró una generosidad y una entrega más allá de lo que exige su trabajo.
El teniente Colombo está seguro que su hermana, allá donde esté, también se lo estará agradeciendo y les estará regalando una de sus maravillosas y eternas sonrisas.

miércoles, 17 de abril de 2013

LA SONRISA ETERNA

Este es el post más difícil al que se enfrenta el teniente Colombo desde el nacimiento de este blog hace casi dos años. Nunca hubiera querido escribirlo. Recientemente, la vida, o el destino, le han golpeado con especial dureza. Su hermana, en la mitad de su vida, se ha ido para siempre.
La hermana del teniente Colombo era pura energía, entusiasmo y vitalidad. Tenía el optimismo por bandera, a pesar de las dificultades que la vida le puso por delante, que no fueron pocas. Se caía y se levantaba, volvía a caer y se volvía a levantar… como ese boxeador a punto de ser noqueado; pero al que su orgullo, su entereza y su corazón le ayudan a seguir adelante. La hermana del teniente Colombo era generosa, sencilla, tenaz, bondadosa, desprendida, cariñosa, efusiva, maternal, apasionada, jovial… ¡un ejemplo de fortaleza y valor!
“Es evidente que la muerte sucede a cada instante y siempre nos sorprende, incluso en los fallecimientos esperados. Es misteriosa, extraña y supone un duro golpe a esa sensación de inmortalidad con que se desarrolla nuestra vida”, reflexiona el teniente Colombo, mientras una lágrima se escapa por su mejilla derecha, con el corazón roto de dolor.
En estos momentos, el teniente Colombo recuerda las palabras de la activista política estadounidense Hellen Keller (1880-1968), quien dijo en una ocasión que “lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos. Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos”. Sin duda, la hermana del teniente Colombo, y su eterna sonrisa, ya forman parte de su vida para siempre y cada caso de asesinato que resuelva a partir de ahora será un homenaje a ella. No la puede defraudar.