La reciente conferencia política
del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) le ha recordado al teniente
Colombo aquella película de 1978, dirigida por Hal Ashby, El regreso, en la que Jon Voight interprete a un soldado americano que
vuelve inválido a su hogar, paralizado de cintura para abajo, después de haber
luchado en la guerra de Vietnam.
El PSOE
–opina el teniente Colombo- tiene su Jon Voight particular: su secretario
general, Alfredo Pérez Rubalcaba. Como si de reinventar la rueda se tratara, en
la citada reunión de su partido anunció a los cuatro vientos: “Hemos vuelto. El
PSOE ha vuelto”. Y el teniente Colombo se pregunta “¿de dónde?”.
El teniente
Colombo sigue sin entender –después de varias décadas- cómo es posible que el
PSOE no haya sido capaz de encontrar un recambio, sólido y convincente, de Felipe González.
Una persona con carisma, honesta, con capacidad de liderazgo, aglutinadora de las
voluntades de la izquierda, transparente, cercana, bien formada, con
personalidad, íntegra, leal, intachable y con la talla política suficiente como
para hacer frente –con garantías- a la apisonadora de la derecha.
Para el
teniente Colombo, ni Eduardo Madina, ni Carme Chacón, ni Tomás Gómez (¡qué
decepción!), ni Patxi López, ni Emiliano García Page, ni Susana Díaz… y, por supuesto,
ni Rubalcaba aglutinan por sí solos todas esas cualidades. “Por consiguiente, la
perspectiva a corto y medio plazo no puede ser más aterradora: queda derecha
para rato”, masculla el teniente Colombo, profundamente decepcionado con un PSOE
que, en la década de los ochenta, lideró el cambio político y social de este
país.