jueves, 28 de marzo de 2013

VOCEROS SIN ESCRÚPULOS

El teniente Colombo está empezando a cuestionarse seriamente la utilidad de la unión monetaria; al menos, mientras que al frente de la misma se mantengan sujetos como el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem.
Este individuo –un botarate de los pies a la cabeza- se ha permitido el lujo esta semana de aterrorizar a los ahorradores de la Unión Europea lanzando a los cuatro vientos una propuesta descabellada y errónea, aplicable en futuras crisis bancarias de cualquier país, como la empleada en el caso de Chipre: efectuar cuantiosas quitas sobre los depósitos superiores a 100.000 euros. Es decir, expropiar, a mano armada, el dinero de millones de personas que, probablemente, con mucho esfuerzo y trabajo han conseguido ahorrar durante años (en algunos casos, durante toda su vida).
El teniente Colombo sigue sin entender por qué las crisis bancarias, o financieras, no las pagan exclusivamente quienes las han generado; es decir, aquellos que, sin control y sin escrúpulos, han sembrado el pánico en los mercados y han producido quebrantos irrecuperables a millones de personas e instituciones públicas y privadas. “Hacer pagar siempre a los contribuyentes, los ahorradores, los depositantes… es indigno, injusto, inmoral y jurídicamente inviable”, murmura el teniente Colombo, mientras intenta –sin éxito- quitar una mancha de grasa de su gabardina.  
“Si para esto sirve la Unión Europea, mejor no haber entrado”, reflexiona el teniente Colombo, todavía indignado por las palabras del eurofuncionario holandés que, con tanta alegría e irresponsabilidad, ha pronunciado hace unos días.

lunes, 18 de marzo de 2013

SANIDAD PÚBLICA, DIVINO TESORO

De sobra es sabido que el teniente Colombo no es votante del Partido Popular. Razones “estructurales” le impiden identificarse con unos políticos, y sectores afines, que se encuentran en las antípodas de su forma de entender la vida. Pero si, además, a esos planteamientos antagónicos se une la fiebre ultraliberal del Partido Popular por privatizarlo todo, y en particular, la sanidad pública, el ninguneo electoral del teniente Colombo se convierte en rechazo montaraz.
En ese afán enfermizo por reducir el déficit público, el Ministerio de Sanidad ha tomado –o piensa tomar a corto plazo- una serie de medidas que suponen fuertes restricciones en el acceso a fármacos recetados por los servicios de Oncología de todo el país. Medicamentos que un enfermo de cáncer debe ya “copagar” en la farmacia, como los protectores gástricos, antieméticos para las náuseas, analgésicos, laxantes, corticoides para la mucositis... aunque, por el momento, la quimioterapia y la radioterapia siguen siendo gratuitas. “Este Gobierno es capaz de todo, no se detiene ante nada, con tal de tener contenta a la Sra. Merkel”, reflexiona el teniente Colombo, que se une a la preocupación de oncólogos y pacientes.
A juicio del teniente Colombo, no es malo que se fije cierto grado de racionalidad en el uso de algunos fármacos muy caros, que antes de la crisis se recetaban “alegremente” y que suponían terapias de dudosa eficacia por lo avanzado de la enfermedad, pero no se observa el mismo “ímpetu” restrictivo en los puestos directivos de los hospitales, en el parque de coches oficiales ni en la contratación –a dedo- de puestos de confianza.
El teniente Colombo no puede estar más de acuerdo con unas recientes declaraciones del doctor Jesús García García-Foncillas, jefe del servicio de Oncología de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, que es partidario de "sin prescindir de nada y sin comprometer la seguridad del paciente, aprovechar la coyuntura para tratar de ser lo más eficientes posibles. Que lo que podamos invertir en prevención se traduzca en el máximo beneficio para el paciente". El teniente Colombo tiene serias dudas de que el Gobierno del Partido Popular tenga la misma sensatez y sensibilidad que el doctor García-Foncillas.

domingo, 10 de marzo de 2013

TODO LO QUE ERA SÓLIDO

Apenas unas horas después de aparecer en las librerías, el teniente Colombo no pudo resistir la tentación de hacerse con el último libro de Antonio Muñoz Molina, un ensayo que tiene por título Todo lo que era sólido (Seix Barral, 2013).
Muñoz Molina (el autor de cabecera del teniente Colombo) reflexiona en este libro sobre la crisis actual, y presenta una tesis muy clara: todo lo que existía, todo lo que dábamos por hecho y por derecho, de repente, ha dejado de existir o es puesto en cuarentena con muy mal pronóstico de futuro.
Aunque alejado del resto de la producción literaria de Muñoz Molina (Beltenebros, Beatus Ille, El jinete polaco, Ardor guerrero, Plenilunio o Sefarad), el ensayo Todo lo que era sólido invita a reflexionar sobre la difícil situación en la que estamos y pretende ser una mirada limpia y plenamente lúcida acerca de una enfermedad que empieza a hacerse crónica. “El ensayo no está exento de jugosas y divertidas anécdotas sobre la Expo del 92 y las visitas de autoridades españolas a Nueva York con el fin de promocionar los productos patrios, a costa siempre del erario público”, apunta el teniente Colombo, que ha disfrutado con este libro como siempre lo ha hecho con el autor jienense.
Muñoz Molina propone a los ciudadanos pasar a la acción, a exigir y dirigir un cambio de dirección, aunque siempre de forma moderada, respetuosa y por supuesto pacífica. Cree firmemente que "hace falta una serena rebelión cívica" y que debemos ponerla en marcha cuanto antes, porque "hay cosas inaplazables". El teniente Colombo no puede estar más de acuerdo con estas propuestas porque, además, están planteadas por una de las mentes más inteligentes del país.

sábado, 2 de marzo de 2013

LINCOLN

El personaje de Abraham Lincoln siempre ha ejercido sobre el teniente Colombo una especial fascinación. Tanto la época en la que se desarrolla la vida de Lincoln (primeros dos tercios del siglo XIX), como su lucha personal por abolir la esclavitud, y su trágico final, aportan a su figura poderosos elementos de atracción y seducción. Una vida muy cinematográfica.
Si en la época dorada de Hollywood la vida del 16º presidente de los Estados Unidos fue llevada a la pantalla, de forma magistral, por John Ford en El joven Lincoln (1939), con una soberbia interpretación de Henry Fonda; en esta ocasión, Steven Spielberg ha dotado al personaje de su inconfundible sello personal.
A pesar de su abultado metraje, Spielberg consigue mantener un ritmo fluido a lo largo de toda la película, que, en opinión del teniente Colombo, va de menos a más; atrapando al espectador en cada secuencia. La actuación de Daniel Day-Lewis es, sencillamente, sublime; de una fuerza dramática portentosa. La película cuenta también con un ramillete de secundarios a la altura del protagonista: Sally Field (compañera y esposa de Lincoln), Tommy Lee Jones (magistral de principio a fin), David Strathairn y James Spader, entre otros.
Para el teniente Colombo, Lincoln (Steven Spielberg, 2012) es una película redonda, técnicamente impecable. Puro entretenimiento. Cine con mayúsculas.