El teniente Colombo está empezando a cuestionarse seriamente la utilidad de la unión monetaria; al menos, mientras que al frente de la misma se mantengan sujetos como el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem.
Este individuo –un botarate de los pies a la cabeza- se ha permitido el lujo esta semana de aterrorizar a los ahorradores de la Unión Europea lanzando a los cuatro vientos una propuesta descabellada y errónea, aplicable en futuras crisis bancarias de cualquier país, como la empleada en el caso de Chipre: efectuar cuantiosas quitas sobre los depósitos superiores a 100.000 euros. Es decir, expropiar, a mano armada, el dinero de millones de personas que, probablemente, con mucho esfuerzo y trabajo han conseguido ahorrar durante años (en algunos casos, durante toda su vida).
El teniente Colombo sigue sin entender por qué las crisis bancarias, o financieras, no las pagan exclusivamente quienes las han generado; es decir, aquellos que, sin control y sin escrúpulos, han sembrado el pánico en los mercados y han producido quebrantos irrecuperables a millones de personas e instituciones públicas y privadas. “Hacer pagar siempre a los contribuyentes, los ahorradores, los depositantes… es indigno, injusto, inmoral y jurídicamente inviable”, murmura el teniente Colombo, mientras intenta –sin éxito- quitar una mancha de grasa de su gabardina.
“Si para esto sirve la Unión Europea, mejor no haber entrado”, reflexiona el teniente Colombo, todavía indignado por las palabras del eurofuncionario holandés que, con tanta alegría e irresponsabilidad, ha pronunciado hace unos días.