miércoles, 28 de marzo de 2012

AGENCIAS DE DES-CALIFICACIÓN

El Parlamento Europeo debate estos días un informe del diputado italiano Leonardo Domenici, que pretende sentar las bases para regular el funcionamiento de las agencias de calificación crediticia. En principio, al teniente Colombo la iniciativa no le parece mal. Pero, incluso, iría más allá.
El teniente Colombo rechaza, de forma categórica, que las publicaciones de las agencias de calificación tengan carácter vinculante. En particular de las que forman la llamada Santísima Trinidad del sector financiero: Standard&Poor´s, Moody´s y Fitch. El teniente Colombo duda, seriamente, de las opiniones de estas agencias a la hora de tomar decisiones importantes para la estabilidad de muchos países. Para él, carecen por completo de valor.  Por varias razones.
En primer lugar, porque ninguna de ellas supo anticipar el inicio de la crisis de 2008; y, mucho menos, proponer medidas correctoras una vez que la crisis estalló. En segundo lugar, porque no está claro quiénes están detrás de estas agencias, ni qué intereses ocultos se cocinan en las alcantarillas de Wall Street y la City de Londres. Y, en tercer lugar, porque han demostrado, en multitud de ocasiones, errores de bulto a la hora de calificar la solvencia de una empresa, o la deuda de un país (calificaciones Excelentes, y un minuto más tarde la bancarrota… caso Enron, Lehman Brothers, etc.).
El teniente Colombo enciende, con satisfacción, uno de sus puros y grita a los cuatro vientos: “¡Agencias de calificación, go home!”.

sábado, 24 de marzo de 2012

DOS HOMBRES TRANQUILOS

Es cierto que los tiempos cambian y las tradiciones se desvanecen como azucarillos en una taza de poleo menta, pero el teniente Colombo está convencido de que no siempre es así. Existe, en su opinión, un ejemplo en la historia del cine que demuestra, con una hondura inabarcable, que las tradiciones permanecen eternamente: El hombre tranquilo, de John Ford (1952).
Al teniente Colombo le resulta difícil explicar porqué es una de sus tres películas favoritas. Desde la primera secuencia, el maestro Ford traslada al espectador el ambiente de una Irlanda legendaria, idílica y costumbrista. La película es un homenaje a la amistad, a la camaradería, a la nostalgia… a las ganas de vivir. Contiene, al mismo tiempo, secuencias y diálogos irrepetibles; como ése en el que la temperamental Mary Kate Danaher (personaje al que da vida Maureen O´Hara) le ofrece al casamentero Michaleen Flynn (el entrañable personaje interpretado por Barry Fitzgerald) un poco de agua para rebajar el whisky, y éste responde “no, gracias, yo cuando bebo agua bebo agua, y cuando bebo whisky bebo whisky”.
Para el teniente Colombo, como ya ha explicado muchas veces en este blog, las cosas que realmente tienen valor son aquellas que ejemplifican lo sencillo de la vida, lo auténtico. Y El hombre tranquilo representa ese territorio de los sueños, de las tradiciones, del romanticismo, de la magia... Desde el punto de vista cinematográfico, no hay suficientes adjetivos para describir esta obra maestra, imperecedera y eterna. En su opinión, hay muy pocas películas en la historia del cine que hayan sido capaces de transmitir tantas emociones y sentimientos como The Quiet Man (el teniente Colombo evidencia, una vez más, su dominio de la lengua de Shakespeare).
Además, reflexiona el teniente Colombo mientras se esfuerza en encender uno de sus puros, el personaje de Sean Thornton –probablemente el mejor papel en la carrera de John Wayne, junto con el Ethan Edwards de Centauros del desierto- tiene mucho que ver con él mismo: los dos son “hombres tranquilos y pacíficos”.

lunes, 19 de marzo de 2012

INMORALIDAD

Revisando la prensa matutina, el teniente Colombo se tropieza con el siguiente titular: “La ex Directora General de la CAM no podrá cobrar una pensión vitalicia de 370.000€ anuales ni una indemnización de 10 millones de €, que ella misma se había asignado”. El titular se explica por sí solo. “Produce, siendo generoso, ira, indignación y repugnancia”, sentencia el teniente Colombo, profundamente acalorado, mientras anota en su destartalado bloc el nombre de esa lumbrera de las finanzas.
“Que en los tiempos que corren, de crisis y precariedad laboral, existan ejecutivos sin escrúpulos, que, con total desvergüenza e impunidad, y después de una pésima gestión, se permitan el lujo de auto asignarse cantidades como las citadas, genera una irritación difícil de contener”, concluye el teniente Colombo, preso de un ataque de cólera.
El teniente Colombo espera que caiga sobre ella todo el peso de la ley, y, sobre todo, el máximo repudio social por una inmoralidad de tal calibre, que roza la corrupción. Dicho lo cual, consigue encontrar en uno de los bolsillos de su gabardina un puro a medio fumar, lo enciende y calma, sólo en parte, el asco que le ha producido la lectura de la noticia.

jueves, 15 de marzo de 2012

EL TESORO SOCIAL

En los últimos meses, el teniente Colombo ha sido testigo, a través de los medios de comunicación, de la batalla legal que el gobierno español ha mantenido con la empresa de cazatesoros Odyssey por el cargamento de monedas de oro y plata que transportaba la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundida en 1804 frente a las costas del Algarve (Portugal) por un ataque británico. Finalmente, la justicia ha dado la razón a España, y el valioso cargamento ya se encuentra en las bóvedas del Ministerio de Cultura. El teniente Colombo respira aliviado.
Los expertos estiman que las 21 toneladas de monedas tienen un valor numismático que oscilaría entre los 102 y los 143 millones de euros. Al margen, claro está, de su valor intangible: formar parte del patrimonio nacional.
El teniente Colombo reconoce el esfuerzo realizado por el gobierno, y el valor que para el patrimonio cultural del país tiene el material recuperado, pero sugiere lo siguiente: vender el cargamento completo al mejor postor y utilizar el dinero para obras sociales. El teniente Colombo, bloc de notas en mano, calcula que con 140 millones de euros se pueden construir 2 hospitales públicos, 12 escuelas públicas, crear 8.000 puestos de trabajo en la Sanidad pública, adquirir 2.800 ambulancias, crear 1.600 puestos de trabajo en la Universidad pública, construir 700 guarderías públicas para familias sin recursos, construir 1.000 viviendas desde la iniciativa pública… cualquiera de estas opciones, u otras similares, sin duda aumentarían el patrimonio social del país.
El teniente Colombo no cree que el patrimonio cultural se vaya a resentir en exceso por llevar a cabo esta iniciativa; en el fondo, qué son 20 toneladas arriba - 20 toneladas abajo de monedas antiguas. “Vaya, hombre, se me ha vuelto a apagar el puro”, refunfuña el teniente Colombo mientras trata de localizar una cerilla en los bolsillos de la gabardina.

domingo, 11 de marzo de 2012

¡NO A LA MINA!

Siempre se ha dicho –y es verdad- que el pez grande se come al chico… que cuando el dinero habla, la verdad calla… que poderoso caballero es don dinero… y tantos y tantos otros proverbios que revelan, en el fondo, la lucha de David contra Goliat. Vienen a la memoria del teniente Colombo esos refranes por la lucha que está llevando a cabo un pequeño pueblo de la Patagonia argentina (Esquel, provincia del Chubut, 25.000 habitantes) contra la megaminería transnacional.
El teniente Colombo conoce bien la historia. Esquel lleva años desafiando a las grandes corporaciones mineras (apoyadas por el gobierno federal argentino y los gobiernos provinciales), que quieren arrancar del corazón de las montañas andinas millones de dólares en forma de minerales, metales preciosos, recursos naturales… y dignidad. Y lo quieren a cualquier precio (en realidad, al menor posible): aplastando y humillando a los pueblos indígenas que, desde hace siglos, tienen derechos legítimos sobre esas tierras.
En su viaje a Esquel, en agosto de 2010, el teniente Colombo conoció a Fernanda y Juan -de la Asociación MAPU- quienes, a través de Radio Kalewche 90.9 FM, enarbolan la bandera de esa lucha desigual. Para el teniente Colombo, Fernanda y Juan representan la fidelidad a unos valores inquebrantables, a unos principios y a unas convicciones. Un ejemplo de coherencia y compromiso.
“Esquel contra la megaminería”, “Esquel en lucha”, “No es no”, “NO A LA MINA”… eslóganes que proclaman la integridad de un pueblo contra la codicia del poder económico y la complicidad de un poder político corrupto y deshonesto. El teniente Colombo entiende, apoya y muestra su lado más reivindicativo en favor del pueblo de Esquel. A pesar de estar a 8.000 kms. de distancia se abrocha su gabardina, alza la bandera del pueblo machupe y se pone al frente de la manifestación.

miércoles, 7 de marzo de 2012

HÉROES ANÓNIMOS

Con frecuencia, los diarios, las televisiones y las redes sociales, se afanan en divulgar casos de héroes en tal o cual actividad. “Los héroes de Moscú”, titulaba recientemente un periódico deportivo, después de que un equipo español había jugado un partido de fútbol en el césped helado del estadio Luzhniki de la capital rusa. “El héroe de Roland Garros”, gritaba un periodista, ante el triunfo, in extremis, de un tenista patrio en la tierra batida francesa. “Interlagos se rinde al héroe de Red Bull”, vociferaba un speaker, en el mismo momento en el que un piloto de Fórmula 1 cruzaba, ganador, la meta del circuito brasileño. Y así, decenas y decenas de casos más.
Para el teniente Colombo, sin querer desmerecer esos méritos –mayoritariamente en el ámbito deportivo-, los verdaderos héroes son aquellos que viven (mejor dicho, que sobreviven) con 600€, o menos, al mes. Aquellos que, ni tan siquiera, son mileuristas. Personas a las que la crisis ha golpeado con una dureza desmedida. Personas que, cada día, se las ingenian para hacer frente al coste de la hipoteca -o de un alquiler-, el recibo de la luz, el del teléfono, el gas, el agua, el depósito de gasolina, el colegio de los hijos, el abono transporte, la factura del supermercado, los medicamentos… “Esos sí que son héroes”, asegura, tajante, el teniente Colombo mientras calcula en su bloc de notas el coste medio de esos gastos y… no le salen las cuentas.
En este momento, no puede evitar acordarse de una película que, salvando la distancia del tiempo y el lugar, es el retrato más impresionante jamás filmado de las consecuencias de la depresión y el paro: Las uvas de la ira (John Ford, 1940). Una vez más, el maestro Ford supo trasladar al espectador, de una manera magistral, una historia de desesperación y supervivencia. La vida de todos aquellos que han tocado fondo, y siguen cavando. Sin duda, la vida de unos héroes.

domingo, 4 de marzo de 2012

SIN "GADGETS" NO HAY PARAÍSO

El teniente Colombo está hasta el gorro de todos aquellos que, en las reuniones de la comisaría, se pasan la mayor parte del tiempo leyendo la blackberry, atendiendo el móvil o revisando correos en el portátil, IPhone, IPad, Tablet o Gadgets similares. Es decir, están a todo menos a lo que hay que estar: a la reunión. Le parece de pésima educación y una falta de respeto del tamaño de las Montañas Rocosas.
“Al final, esos compañeros de comisaría no están ni a una cosa ni a la otra, ni a la reunión ni a esa llamada o ese correo que parece que si no responden al instante se acaba el mundo”, reflexiona el teniente Colombo harto y cansado de asistir, día sí día también, a la misma escena.
Y lo peor es que la cosa no parece tener arreglo…

jueves, 1 de marzo de 2012

¡QUÉ CARA MÁS DURA!

Semanas atrás, saltó la noticia de que dos responsables políticos, de distinto signo, habían falseado sus currículums en lo relativo a su formación académica. Falseado hacia arriba, por supuesto. Vamos, que habían “cargado la pluma” jurando ante el resto de los mortales que tenían tal o cual carrera universitaria, y la verdad del cuento era que lo más cerca que habían estado de una Facultad era haber pasado, por debajo, en el metro. Pillados in fraganti, defendieron su postura con el irrisorio argumento de que, en realidad, “habían cursado estudios” en determinada carrera. Un eufemismo que no se lo cree ni un niño de primaria.
“¿Se puede tener más cara dura?”, se pregunta el teniente Colombo, mientras anota el nombre de los mentirosos en su bloc de notas. Además, prosigue el teniente Colombo en su reflexión, “no es ninguna deshonra no tener un título universitario, lo que es una deshonra es mentir. Lo importante de una persona es que sea digna, honesta y, en su ámbito de responsabilidad, que sea justa y competente. Las circunstancias de la vida no siempre permiten acceder a la universidad a todas aquellas personas con potencial para estudiar”.
El teniente Colombo vuelve a sacar su bloc de notas –después de buscarlo en tres bolsillos diferentes de la chaqueta- para escribir: “¿Qué se puede esperar de unos políticos que, a las primeras de cambio, mienten en sus datos personales? Se merecen que los corran a boinazos”.