sábado, 14 de junio de 2014

MONARQUÍA "AD ETERNUM..."


El pasado 2 de junio de 2014 se produjo la abdicación del Rey Juan Carlos I de Borbón, en favor de su hijo, el Príncipe de Asturias. Rápidamente se reactivó -con moderada virulencia- el debate sobre la forma de Estado: ¿Monarquía o República?
Al teniente Colombo el asunto le trae sin cuidado. Se muestra totalmente indiferente ante el debate que se ha reabierto en las sociedad española sobre la continuidad, o no, del régimen monárquico. Básicamente porque es un debate baldío y estéril. “Son ganas de perder tiempo y energías”, pronostica el teniente Colombo, mientras se entrega, con escaso éxito, a la tarea de reanimar uno de sus puros casi moribundo.
“Son ganas de perder tiempo y energías porque la actual composición del parlamento español, la posición a favor de la Monarquía de la mayoría de los políticos en activo, la campaña de marketing y limpieza de cara que están haciendo de la Casa Real la práctica totalidad de los medios de comunicación y los resultados que avanzan diversos sondeos sobre el deseo del pueblo español –con una mayoría significativa- de mantener la forma de la Monarquía parlamentaria con Felipe VI como jefe del Estado, son factores de peso que hacen estéril, inútil e infructuoso pretender cambiar la forma actual del Estado”, opina el teniente Colombo mientras revisa la contraportada de la última novela de Lorenzo Silva, que acaba de salir al mercado y cuya lectura va a iniciar una vez finalice este nuevo post (“Los cuerpos extraños”, editorial Destino, primera edición 2014).
“En definitiva, a partir del 19 de junio… Monarquía, ad eternum”, augura el teniente Colombo, viendo cómo se aleja, una vez más, la posibilidad de la IIIª República.

sábado, 7 de junio de 2014

VICENTE DEL BOSQUE


El diario EL PAÍS publicaba en su contraportada del domingo 1 de junio de 2014 una entrevista de Juan Cruz al seleccionador nacional de fútbol, Vicente del Bosque; sin duda, uno de los personajes del momento. Y, cómo no, el teniente Colombo no dudó un minuto en zambullirse en su lectura.
Las preguntas de Juan Cruz hacían referencia a cuestiones personales, al universo mediático del fútbol, a los futbolistas y, claro está, al próximo mundial que se celebrará en Brasil entre los meses de junio y julio. Las respuestas de Vicente del Bosque reflejan –en opinión del teniente Colombo- la postura de un hombre sereno, equilibrado, honesto, sensato, cordial, humilde, riguroso y profesional.
Las respuestas que más llamaron la atención del teniente Colombo fueron las siguientes: “Un vestuario sano vale más que cien horas de táctica. Es bueno en cualquier empresa que el empleado esté contento, en el mundo del fútbol si los chavales están contentos, ganamos”; “Nadie en la vida debe ser elogiado por su bondad. Todos somos imperfectos”; “Una bronca en público es un atraso. Y, además, el liderazgo de un tío cabreado no conduce a nada, no vale para nada. Has de convencer”; “He de ser moderado en los gestos, en el banquillo y en el campo hay que huir de la chulería”; “La soberbia nos puede perjudicar”; “Vivimos en un mundo sin sentido, ¿cómo va a ser uno del todo feliz?”.
“Personas así son las que necesita cualquier sociedad, máxime en esta época de crispación, ignorancia y corrupción. Además, algunas de las respuestas de Vicente del Bosque deberían enseñarse –sin tanta pompa ni circunstancia- en las mejores escuelas de negocios del mundo. Son una auténtica lección de management… y de sensatez”, recalca el teniente Colombo, tratando de dejar atrás un resfriado que le ha obligado a rescatar, por unos días, su gabardina del armario.

domingo, 1 de junio de 2014

EL HÉROE DISCRETO


La lectura de la última novela de Mario Vargas Llosa, El héroe discreto (Editorial Alfaguara, 2013) ha supuesto para el teniente Colombo un soplo de aire fresco, una inyección de oxígeno vital.
El héroe discreto cuenta dos historias paralelas, retomando el patrón binario de obras anteriores del autor: en primer lugar, la de Felícito Yanaqué, próspero empresario piurano, de origen humilde y hecho a sí mismo. Un buen día recibe una misteriosa carta en la que se le exige el pago de 500 dólares mensuales para “salvaguardar la integridad” de su empresa. Felícito se niega a pagarlos y publica en la prensa local un aviso en el que anuncia que no pagará un solo centavo. Del otro lado, está la historia de Ismael Carrera, otro exitoso empresario, octogenario, viudo y dueño de una millonaria aseguradora de Lima. Acaba de enviudar, y sus dos grandes enemigos son sus hijos. Lo único que ellos desean es que su padre muera para heredar toda su fortuna. Carrera les gana la contienda al casarse con su empleada doméstica, vendiendo la empresa y entregándole todo su patrimonio a su nueva esposa. Ambas historias se desarrollan independientemente y –solo al final- se vuelven una sola.
“Con este planteamiento, Vargas Llosa construye una novela optimista, nostálgica y emotiva. Escrita con gran agilidad y precisión, abduce al lector desde sus primeras páginas, generando, a través de su lectura, un efecto imán que impide al lector abandonar las peripecias de los dos protagonistas de la novela”, opina el teniente Colombo, recomendando fervientemente acercarse al universo vargasllosiano de El héroe discreto.
Algunos días después de concluir la lectura de la novela, al teniente Colombo le sigue resonando en su cabeza la propuesta moral que, en su opinión, Vargas Llosa pretende transmitir en El héroe discreto: los héroes discretos son el sostén moral de un país, fieles a sus principios e ideales, contra viento y marea.