El pasado 2 de junio de 2014 se produjo la abdicación del Rey Juan Carlos I
de Borbón, en favor de su hijo, el Príncipe de Asturias. Rápidamente se
reactivó -con moderada virulencia- el debate sobre la forma de Estado:
¿Monarquía o República?
Al teniente Colombo el asunto le trae sin cuidado. Se
muestra totalmente indiferente ante el debate que se ha reabierto en las
sociedad española sobre la continuidad, o no, del régimen monárquico.
Básicamente porque es un debate baldío y estéril. “Son ganas de perder tiempo y
energías”, pronostica el teniente Colombo, mientras se entrega, con escaso
éxito, a la tarea de reanimar uno de
sus puros casi moribundo.
“Son ganas de perder tiempo y energías porque la
actual composición del parlamento español, la posición a favor de la Monarquía de
la mayoría de los políticos en activo, la campaña de marketing y limpieza de cara que están haciendo de
la Casa Real la práctica totalidad de los medios de comunicación y los
resultados que avanzan diversos sondeos sobre el deseo del pueblo español –con
una mayoría significativa- de mantener la forma de la Monarquía parlamentaria
con Felipe VI como jefe del Estado, son factores de peso que hacen estéril, inútil
e infructuoso pretender cambiar la forma actual del Estado”, opina el teniente
Colombo mientras revisa la contraportada de la última novela de Lorenzo Silva,
que acaba de salir al mercado y cuya lectura va a iniciar una vez finalice este
nuevo post (“Los cuerpos extraños”,
editorial Destino, primera edición 2014).
“En
definitiva, a partir del 19 de junio… Monarquía, ad eternum”, augura el teniente Colombo, viendo cómo se aleja, una
vez más, la posibilidad de la IIIª República.