domingo, 20 de abril de 2014

DOS ALCALDES, UN RECUERDO


La reciente muerte de Iñaki Azkuna (alcalde Bilbao entre 1999 y 2014), ha traído a la memoria del teniente Colombo la vida y obra de otro Viejo Profesor, fallecido en 1986: Enrique Tierno Galván. Dos hombres –en opinión del teniente Colombo- extraordinariamente cultos, moderados y buenos conversadores. Dos referencias políticas irreemplazables.
Desde el respeto y la admiración hacia Iñaki Azkuna, la figura de Tierno Galván es, por razones obvias, más próxima al teniente Colombo. Por muchas razones: porque fue alcalde de la Capital del Reino en plena movida madrileña (1979-1986), por afinidad política, por la búsqueda permanente de espacios culturales, por la defensa inquebrantable de los valores democráticos; y, sobre todo, por el carácter socarrón, no exento de causticidad, del que tantas veces hizo gala Tierno Galván, y que, en ocasiones, el teniente Colombo utiliza contra alguno de sus interlocutores-víctimas.
Tierno Galván fue el primer alcalde de la democracia municipal restaurada. Un hombre de una erudición y cultura extraordinarias (sus célebres bandos son un verdadero ejercicio de verbo florido, sarcasmo y retruécanos barrocos, más propios del Siglo de Oro que de la España de la Transición). Sin embargo, y a pesar de su imagen de intelectual de la Generación del 27, supo adaptarse a los nuevos tiempos y conectar con la mayoría de la gente. Su famosa frase en un concierto en 1984 siempre será recordada por todos aquellos que frisan el medio siglo de vida (entre ellos, el teniente Colombo): “Rockeros: el que no esté colocado que se coloque, y al loro”. Aunque hayan pasado casi 30 años de su muerte, el teniente Colombo sigue recordando a Enrique Tierno Galván con cariño, respeto y nostalgia.
Azkuna y Tierno, Tierno y Azkuna: dos políticos de los que ya no circulan en la vida pública. Dos alcaldes, un recuerdo.

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