La reciente muerte de Iñaki Azkuna
(alcalde Bilbao entre 1999 y 2014), ha traído a la memoria del teniente Colombo
la vida y obra de otro Viejo Profesor,
fallecido en 1986: Enrique Tierno Galván. Dos hombres –en opinión del teniente
Colombo- extraordinariamente cultos, moderados y buenos conversadores. Dos
referencias políticas irreemplazables.
Desde el respeto y la admiración hacia
Iñaki Azkuna, la figura de Tierno Galván es, por razones obvias, más próxima al
teniente Colombo. Por muchas razones: porque fue alcalde de la Capital del
Reino en plena movida madrileña (1979-1986),
por afinidad política, por la búsqueda permanente de espacios culturales, por
la defensa inquebrantable de los valores democráticos; y, sobre todo, por el
carácter socarrón, no exento de causticidad, del que tantas veces hizo gala
Tierno Galván, y que, en ocasiones, el teniente Colombo utiliza contra alguno
de sus interlocutores-víctimas.
Tierno Galván fue el primer alcalde de la
democracia municipal restaurada. Un hombre de una erudición y cultura
extraordinarias (sus célebres bandos son un verdadero ejercicio de verbo florido,
sarcasmo y retruécanos barrocos, más propios del Siglo de Oro que de la España de
la Transición). Sin embargo, y a pesar de su imagen de intelectual de la Generación del 27, supo adaptarse a los
nuevos tiempos y conectar con la mayoría de la gente. Su famosa frase en un
concierto en 1984 siempre será recordada por todos aquellos que frisan el medio
siglo de vida (entre ellos, el teniente Colombo): “Rockeros: el que no esté
colocado que se coloque, y al loro”. Aunque hayan pasado casi 30 años de su
muerte, el teniente Colombo sigue recordando a Enrique Tierno Galván con
cariño, respeto y nostalgia.
Azkuna y Tierno, Tierno y Azkuna: dos políticos de
los que ya no circulan en la vida pública. Dos alcaldes, un recuerdo.
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