lunes, 19 de marzo de 2012

INMORALIDAD

Revisando la prensa matutina, el teniente Colombo se tropieza con el siguiente titular: “La ex Directora General de la CAM no podrá cobrar una pensión vitalicia de 370.000€ anuales ni una indemnización de 10 millones de €, que ella misma se había asignado”. El titular se explica por sí solo. “Produce, siendo generoso, ira, indignación y repugnancia”, sentencia el teniente Colombo, profundamente acalorado, mientras anota en su destartalado bloc el nombre de esa lumbrera de las finanzas.
“Que en los tiempos que corren, de crisis y precariedad laboral, existan ejecutivos sin escrúpulos, que, con total desvergüenza e impunidad, y después de una pésima gestión, se permitan el lujo de auto asignarse cantidades como las citadas, genera una irritación difícil de contener”, concluye el teniente Colombo, preso de un ataque de cólera.
El teniente Colombo espera que caiga sobre ella todo el peso de la ley, y, sobre todo, el máximo repudio social por una inmoralidad de tal calibre, que roza la corrupción. Dicho lo cual, consigue encontrar en uno de los bolsillos de su gabardina un puro a medio fumar, lo enciende y calma, sólo en parte, el asco que le ha producido la lectura de la noticia.

2 comentarios:

  1. Querido teniente Colombo, su segundo párrafo parece sugerir que estas actitudes son inmorales por la situación de crisis económica que nos inunda. Nada más lejos de ello. La calificación de todos estos fenomenos de corrupción ha de ser independiente del momento en que se producen. Son, per se, actos inmorales, antisociales, que deberían ser fuertemente perseguidos por la justicia por el mal social que generan (por supuesto infimitamente más que la pequeña delincuencia que inunda nuestro sistema penitenciario).
    No obstante, mi sensación, por lo que veo tanto entre los mismos políticos como en la actitud de la propia sociedad, es tremendamente pesimista. No veo cambios para el futuro.

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  2. Pues sí, señor Cascudo, completamente de acuerdo. De hecho, estos días estamos asistiendo a nombramientos de gente "valiosísima", tanto en la empresa pública como en la privada, que, curiosamente, son esposos, hermanos,... de la Vicepresidenta del Gobierno, y de la responsable del partido que gobierna, a partes iguales. Estos eran los abanderados de la honestidad y los luchadores contra la corrupción. Pues sí, la cosa pinta mal. Muy mal. Pesimismo total por parte del teniente Colombo.

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