miércoles, 7 de marzo de 2012

HÉROES ANÓNIMOS

Con frecuencia, los diarios, las televisiones y las redes sociales, se afanan en divulgar casos de héroes en tal o cual actividad. “Los héroes de Moscú”, titulaba recientemente un periódico deportivo, después de que un equipo español había jugado un partido de fútbol en el césped helado del estadio Luzhniki de la capital rusa. “El héroe de Roland Garros”, gritaba un periodista, ante el triunfo, in extremis, de un tenista patrio en la tierra batida francesa. “Interlagos se rinde al héroe de Red Bull”, vociferaba un speaker, en el mismo momento en el que un piloto de Fórmula 1 cruzaba, ganador, la meta del circuito brasileño. Y así, decenas y decenas de casos más.
Para el teniente Colombo, sin querer desmerecer esos méritos –mayoritariamente en el ámbito deportivo-, los verdaderos héroes son aquellos que viven (mejor dicho, que sobreviven) con 600€, o menos, al mes. Aquellos que, ni tan siquiera, son mileuristas. Personas a las que la crisis ha golpeado con una dureza desmedida. Personas que, cada día, se las ingenian para hacer frente al coste de la hipoteca -o de un alquiler-, el recibo de la luz, el del teléfono, el gas, el agua, el depósito de gasolina, el colegio de los hijos, el abono transporte, la factura del supermercado, los medicamentos… “Esos sí que son héroes”, asegura, tajante, el teniente Colombo mientras calcula en su bloc de notas el coste medio de esos gastos y… no le salen las cuentas.
En este momento, no puede evitar acordarse de una película que, salvando la distancia del tiempo y el lugar, es el retrato más impresionante jamás filmado de las consecuencias de la depresión y el paro: Las uvas de la ira (John Ford, 1940). Una vez más, el maestro Ford supo trasladar al espectador, de una manera magistral, una historia de desesperación y supervivencia. La vida de todos aquellos que han tocado fondo, y siguen cavando. Sin duda, la vida de unos héroes.

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