sábado, 21 de julio de 2012

HOPPER

El teniente Colombo llevaba tiempo sin acudir a alguna de las magníficas exposiciones que se ofrecen en Madrid. La escasez de tiempo, los innumerables casos de asesinato que tiene encima de la mesa, y, en ocasiones, la pereza, le impiden disfrutar más a menudo de una actividad que tanto le oxigena.
Vencida la galbana, se dejó caer por el Museo Thyssen-Bornemisza para adentrarse en la vida y obra del pintor norteamericano Edward Hopper (1882-1967); del que hasta entonces, y no le importa reconocerlo, apenas tenía noticias. El Museo Thyssen, en colaboración con la Réunion des Museés Nationaux de France y la Terra Foundation for American Art, han reunido una amplia y ambiciosa selección de la obra del artista estadounidense, que el teniente Colombo no podía dejar de visitar.
La mayoría de las obras expuestas se desarrollan en lugares públicos, como bares, hoteles, estaciones de servicio, trenes… entornos prácticamente vacíos y con fuertes contrastes entre luces y sombras que acentúan la soledad y el dramatismo del hombre moderno. Los cuadros de Hopper son, en opinión de un asombrado teniente Colombo, un fiel retrato de su país, mostrando la vida cotidiana de la sociedad americana de manera sencilla, sin idealizarla. La afición de Hopper por el cine y su influencia en numerosos cineastas de la época y posteriores, suscitó en el teniente Colombo, en más de una ocasión, el recuerdo de alguna película. “La obra Casa junto a la vía del tren es el vivo retrato del hotel de Psicosis; la acuarela Casas en Squam Light parece sacada de una cinta de culto como Verano del 42; y el óleo Carretera de cuatro carriles tiene, sin duda, el sello de la magnífica película de Spencer Tracy Conspiración de silencio…”, asegura el teniente Colombo, mientras repasa, una y otra vez, su memoria cinematográfica buscando más conexiones entre el cine y la extensa obra de Hopper.
Ni que decir tiene que el teniente Colombo recomienda, encarecidamente, visitar la extraordinaria exposición de Edward Hopper que ofrece –hasta el 16 de septiembre de 2012- el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

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