lunes, 9 de julio de 2012

¡CÓMO PASA EL TIEMPO!

Hoy es el cumpleaños del teniente Colombo. Hace ya una galopada de años (52) que nació en un pequeño pueblecito leonés, Lillo del Bierzo, en casa de una tía de su madre. Eran tiempos en los que los niños nacían en casa.
A estas alturas del camino, no se queja de cómo le ha tratado la vida. Aunque, la verdad, el destino podía haber sido un poco más generoso con su hermana. “Por lo demás, las cosas vienen como vienen y hay que afrontarlas, siempre, con la vista puesta en el horizonte, sin mirar atrás”, (sic, teniente Colombo). Parafraseando a Antonio Machado: Al andar se hace camino / y al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar.
Si tuviera que elegir una etapa de su vida, el teniente Colombo no tendría ninguna duda: su época universitaria. Años repletos de amigos, compañeros, magníficos profesores, noches sin dormir preparando un examen y, sobre todo, años de cambio de político. Por fin, la luz al final de décadas de oscuridad y ceniza. Una llama que alumbraba la libertad y la democracia.
Y de aquí en adelante… a seguir dando pedales. No queda otra. Llegados a este punto, el teniente Colombo no le pide gran cosa a la vida. Únicamente salud para su familia (sobre todo, para su hermana), y para él. La necesita para continuar resolviendo casos de asesinato y para seguir viajando por el mundo; porque para el teniente Colombo viajar es transformación y aprendizaje. Y nunca se acaba de aprender en la vida.

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