miércoles, 30 de mayo de 2012

¡HAY QUE SER BURRO!

Hace algunas lunas, el teniente Colombo se desayunaba con la siguiente noticia: “Herido grave un vecino de Gijón de 63 años tras sufrir un brutal ataque de dos burros. Por fortuna, se encuentra fuera de peligro. Se desconocen las causas de la violenta reacción de los jumentos, una especie generalmente considerada pacífica”.
“¡Cómo está el patio, hasta los burros están de los nervios!”, murmura el teniente Colombo, mientras apura su segunda tostada de la mañana, salpicada con aceite de oliva extra virgen. La noticia, no obstante, le hace reflexionar sobre los motivos que pudieron llevar a los rucios a semejante reacción. Se plantea algunas alternativas: ¿estarían cansados, quizás, de que su dueño les recortara cada día la ración de alfalfa? ¿Estaban soliviantados porque su propietario había dejado de invertir en mejorar las condiciones del establo? ¿Ha sido una forma de protesta porque unos meses atrás otros dos burros, compañeros suyos, habían sido sacrificados mediante un ERE para ahorrar costes en la granja? ¿Estaban hartos de tener que llevar cada día una carga más pesada, recibiendo cada vez menos zanahorias?
Sin duda, al teniente Colombo la noticia le parece una buena moraleja sobre la situación actual. Ya lo dice el refrán: “Cuando los burros se hartan de llevar sobre sus espaldas el peso de la crisis, apalean al amo”. Total, no tienen nada que perder. A buen entendedor…

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