martes, 22 de mayo de 2012

MORIR DE CINE

En cierta ocasión, un afamado periodista le preguntó a John Ford qué era para él el cine, y el gran director irlandés le contestó: “¿Usted ha visto andar a Henry Fonda? Pues eso es el cine”. No es la primera vez, ni va a ser la última, que el mundo del cine navegue por las aguas del blog del teniente Colombo.

En una tarde primaveral, calurosa, con esa luz del atardecer que sólo se puede ver en el cielo de Madrid, el día de San Isidro apura sus últimas horas. El teniente Colombo, con cierto aire de melancolía y un punto de languidez, revisa, embobado, su modesta biblioteca. Haciendo un recuento rápido, registra en su bloc de notas hasta 85 volúmenes dedicados al Séptimo Arte. Biografías, libros de autor, enciclopedias, guiones, monográficos sobre películas, etc. Se los ha leído todos, y algunos títulos varias veces.

En su recorrido se tropieza con un libro de José Luis Garci titulado “Morir de cine” (Editorial Nickel Odeon, 2ª edición, 1993); que el teniente Colombo leyó por primera vez hace casi 20 años. Le ha vuelto a llamar la atención la dedicatoria que, del libro, hace el director madrileño a sus padres. Reza así: “Gracias a los dos por regalarme una infancia tan maravillosa. Por dejarme oír la radio a todas horas, por comprarme cada semana, durante años, un librito de la Enciclopedia Pulga –“El saber no ocupa lugar”-; por no enfadaros nunca cuando me sorprendíais jugando a las chapas en el comedor o transformando las pinzas de la ropa en un Colt 45. Por los miles de tebeos, sobres de cromos y cartuchos de pipas que me disteis, y, claro, por haberme llevado a todos los programas dobles de los cines de barrio”.

“¿Puede haber mayor pasión por el cine?”, se pregunta el teniente Colombo, mientras una fina  lágrima recorre su mejilla derecha al recordar, emocionado, como José Luis Garci, los programas dobles del cine de su barrio (el cine Galaxia…).

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