miércoles, 12 de octubre de 2011

COLOMBO&CO.

Don Quijote&Sancho, Holmes&Watson, Pierre&Marie Curie, Stan Laurel&Oliver Hardy, Ortega&Gasset, el teniente Colombo&…
De un tiempo a esta parte, los casos de asesinato se multiplicaban y el teniente Colombo empezaba a sentir el paso de los años. Ni su agilidad mental, ni la física, eran las de antaño. “El tiempo no pasa en balde”, se recordaba a sí mismo cada mañana, mientras se abrochaba el penúltimo botón de la gabardina. Finalmente, comprendió que necesitaba alguien que compartiera con él la resolución de los casos, cada vez más sofisticados y exigentes. La suerte, o el destino, hicieron que diera con la persona adecuada: una ayudante, algo más joven que él.
En poco tiempo comprobó que su ayudante era una persona con un alto sentido de la responsabilidad, muy trabajadora y con un fuerte nivel de autoexigencia. Discreta, prudente y reflexiva. Con una madurez que le permite soportar situaciones de presión y manejarlas con serenidad. Ejecutiva y directa, detesta perder el tiempo. Normalmente, no se limita a cumplir las tareas que le encomienda el teniente Colombo, sino que aporta, además, su punto de vista y plantea alternativas. Y para colmo, tiene la virtud de anticiparse a los pensamientos del teniente Colombo, cada vez más torpe y lento de reflejos.
A estas alturas de su carrera, el teniente Colombo no tiene ninguna duda: para él es un privilegio contar con alguien de esas características en el equipo. Un verdadero lujo. Una persona de la que aprende algo cada día. ¿Se puede pedir más?

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