martes, 10 de abril de 2012

Государственный Эрмитаж в Эль-Прадо

El teniente Colombo no quiso dejar pasar la oportunidad de visitar la magnífica exposición El Hermitage en el Prado (Государственный Эрмитаж в Эль-Прадо), que la pinacoteca madrileña, en el marco del Año Dual España-Rusia 2011, ha ofrecido recientemente.
Al llegar, el teniente Colombo dejó su gabardina en el guardarropa, depósito su puro a medio fumar en un bolsillo de la chaqueta, y se dispuso a recorrer, feliz y contento, las distintas salas de la exposición. Folleto en mano, comprobó cómo de las paredes colgaban obras tan importantes como el San Sebastián de Tiziano, el Tocador de laúd de Caravaggio, el San Sebastián de Ribera, y el Almuerzo de Velázquez. También identificó dos obras de Rembrandt (Retrato de un estudioso y Haman reconoce su suerte).
Ya metidos en los siglos XIX y XX, El Hermitage en el Prado exhibía notables ejemplos de la pintura impresionista y post-impresionista: Monet, Cézanne, Renoir, Gauguin y Matisse. Y de Picasso tres lienzos, entre ellos Mujer sentada y Bebedora de absenta. A estas alturas de la visita, el teniente Colombo, fascinado, se relamía de placer cultural.
Entre las piezas de las colecciones arqueológicas, el teniente Colombo pudo identificar el Peine con escena de batalla, obra de oro escita del siglo IV a.C. (que le dejó boquiabierto), y las obras de joyería siberiana procedentes de las colecciones de Pedro el Grande. En cuanto a los objetos de artes decorativas, se maravilló con la espada decorada con plata, rubíes y diamantes, donada al zar en el siglo XVIII por el embajador indio, y el Vaso de flores en cristal de roca, oro y diamantes del joyero de la familia imperial (“buenas piezas para una prejubilación dorada”, pensó el teniente Colombo).
Pasadas las tres y media de la tarde, el teniente Colombo recogió su gabardina del guardarropa, recuperó su puro a medio fumar del bolsillo de la chaqueta y enfiló el Paseo del Prado en dirección norte, reconfortado por la experiencia.

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