domingo, 2 de junio de 2013

COMO EL AVE FÉNIX...

El mito del ave Fénix ha sido, desde el origen de los tiempos, el símbolo del renacimiento físico y espiritual, el emblema de la inmortalidad. Al igual que esa ave mitológica, del tamaño de un águila imperial, ha resurgido de sus cenizas el expresidente del gobierno, José María Aznar, con su pico y sus garras terroríficamente afilados.

Al teniente Colombo el asunto le ha dado un escalofrío por la espalda. Con independencia de los mensajes que, en una reciente entrevista en televisión, lanzó contra el actual presidente del gobierno (al que el propio Aznar designó “a dedo” como su heredero), lo que realmente le quita el sueño al teniente Colombo es la posibilidad de que un sujeto como Aznar vuelva a dirigir los destinos del país.

El hecho de que afirmase en la citada entrevista, y en dos ocasiones, cumpliré con mi responsabilidad, con mi conciencia, con mi partido y con mi país con todas las consecuencias”, le han traído a la memoria al teniente Colombo los peores años de gobierno de Aznar. Años repletos de arrogancia, de soberbia, de prepotencia, de rencor, de jactancia, de altanería y de sordidez.

El teniente Colombo agradece a este “peligroso salvapatrias” su generosidad y altruismo para con su país, pero le ruega que se aleje lo más posible del destino de los españoles. “Gracias, señor Aznar, no se moleste; ya nos hundiremos nosotros solos, no necesitamos que alguien que mintió como un bellaco sobre las armas de destrucción masiva, que nunca aparecieron, venga a rescatarnos del naufragio… más caudillos, no; por favor”, se reafirma el teniente Colombo, mientras comprueba, por el rabillo del ojo, que el señor de las Azores no anda cerca de la comisaría.

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