sábado, 25 de mayo de 2013

EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE

Hace unos días, el teniente Colombo decidió revisar una de sus películas favoritas: El hombre que mató a Liberty Valance (John Ford, 1962). Bendita decisión.
La película –en opinión del teniente Colombo- es una clase magistral de cine, sólo al alcance de unos pocos elegidos. Desde el primer fotograma rezuma talento, emoción, elegancia, épica y sabiduría. El maestro Ford construyó una oda al honor, al choque entre el viejo y el nuevo mundo, a los sentimientos, a la ley y al nacimiento de la democracia en Estados Unidos. Del plantel de actores protagonistas resulta difícil decir algo nuevo: John Wayne está imponente, James Stewart sobrio y eficaz, y Lee Marvin encarna la maldad más absoluta de una manera memorable. “¡La película es, sin duda, una obra maestra!”, grita a todo el planeta el teniente Colombo, mientras anota en su bloc unos datos del próximo crimen que le ha encargado resolver su nuevo capitán.
“Ningún elogio es suficiente para El hombre que mató a Liberty Valance; una película mítica e imperecedera”, concluye, emocionado, el teniente Colombo; mientras ve cómo aparece en la pantalla el último fotograma con el inevitable The end.

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