sábado, 2 de marzo de 2013

LINCOLN

El personaje de Abraham Lincoln siempre ha ejercido sobre el teniente Colombo una especial fascinación. Tanto la época en la que se desarrolla la vida de Lincoln (primeros dos tercios del siglo XIX), como su lucha personal por abolir la esclavitud, y su trágico final, aportan a su figura poderosos elementos de atracción y seducción. Una vida muy cinematográfica.
Si en la época dorada de Hollywood la vida del 16º presidente de los Estados Unidos fue llevada a la pantalla, de forma magistral, por John Ford en El joven Lincoln (1939), con una soberbia interpretación de Henry Fonda; en esta ocasión, Steven Spielberg ha dotado al personaje de su inconfundible sello personal.
A pesar de su abultado metraje, Spielberg consigue mantener un ritmo fluido a lo largo de toda la película, que, en opinión del teniente Colombo, va de menos a más; atrapando al espectador en cada secuencia. La actuación de Daniel Day-Lewis es, sencillamente, sublime; de una fuerza dramática portentosa. La película cuenta también con un ramillete de secundarios a la altura del protagonista: Sally Field (compañera y esposa de Lincoln), Tommy Lee Jones (magistral de principio a fin), David Strathairn y James Spader, entre otros.
Para el teniente Colombo, Lincoln (Steven Spielberg, 2012) es una película redonda, técnicamente impecable. Puro entretenimiento. Cine con mayúsculas.

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