martes, 18 de septiembre de 2012

MALDITO KARMA

El teniente Colombo, por lo general, suele apoyarse en las críticas literarias (profesionales o no) para adentrarse en los entresijos de una novela, aunque en la mayoría de las ocasiones deja la decisión a su propio instinto. En el caso de Maldito Karma, de David Safier  (Editorial Seix Barral) ha seguido la pauta de “el libro más vendido del año”.
La trama de la novela es realmente ingeniosa, y, en opinión del teniente Colombo, con tintes de disparate: relata las peripecias de una famosa presentadora de la televisión alemana que se dedica en cuerpo y alma a su trabajo, descuidando a su familia, pasando por encima de sus colegas sin ningún tipo de escrúpulo para conseguir el puesto deseado y viviendo una vida artificial en la que su matrimonio se tambalea y su hija vive completamente alejada de su madre. El día de una entrega de premios, en la que es la candidata más firme, engaña a su marido con un apuesto presentador con el que sueñan todas las televidentes. Y en ese momento, mientras reflexiona sobre su situación, en la azotea del edificio donde ha consumado su infidelidad, el retrete de una estación espacial se estrella sobre su cabeza. Evidentemente, se muere. A partir de ese momento es cuando empiezan sus problemas, porque no se va al infierno, como podría deducirse por la manera en la que ha llevado su vida, sino que se reencarna en una simple, pequeña y frágil hormiga.
Partiendo de la base de que el teniente Colombo no cree en la reencarnación, y mucho menos en la acumulación de buen karma (en todo caso, si pudiera, algún día le gustaría reencarnarse en el médico borrachín de La Diligencia de John Ford, magistralmente interpretado por Thomas Mitchell), reconoce que el autor ha sabido sacarle partido a ese proceso de subir peldaños en la pirámide de la evolución, con una novela entretenida, graciosa y, sobre todo, surrealista. No obstante, no es una novela que haya entusiasmado al teniente Colombo. “Maldito Karma es una novela de lectura fácil y ligera para pasar el rato, para esos momentos en los que uno busca un poco de entretenimiento y reírse de vez en cuando,… que no es poco”, concluye el teniente Colombo, con la mirada puesta en el horizonte de un maravilloso atardecer de septiembre.

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