sábado, 7 de enero de 2012

EL 8º MANDAMIENTO

El pasado 8 de octubre de 2011 (“Remembering Macroeconomía”), el teniente Colombo reflexionaba en este blog sobre algunas medidas económicas implantadas en su país, y el impacto negativo que las mismas podían generar sobre determinados elementos del Estado del Bienestar (en particular, sobre la sanidad pública).
Pues bien, si aquellas medidas –restrictivas- removieron la conciencia económica y social del teniente Colombo, las que acaba de tomar el nuevo gobierno (elegido democráticamente el 20 de noviembre de 2011), le han dejado literalmente perplejo, en estado de shock. Por varias razones.
En primer lugar, porque, en contra de las promesas electorales y algunos silencios, el nuevo gobierno ha subido los impuestos de una manera brutal e indiscriminada; penalizando, fundamentalmente, las rentas del trabajo y el ahorro de la clase media. Ahí es nada. Al teniente Colombo le cuesta creer que al nuevo gobierno, teniendo a su disposición la información pública del Tribunal de Cuentas, del Instituto Nacional de Estadística y del Banco de España -entre otras- le haya cogido por sorpresa la realidad de las principales magnitudes macroeconómicas (excusa que ha utilizado para maltratar a los contribuyentes con una medida tan fácil y poco original como la subida de impuestos). “La excusa no se la cree ni un niño de preescolar”, masculla el teniente Colombo, mientras se afana en encender su primer puro del día. El teniente Colombo no es capaz de imaginar qué hubiera ocurrido si las mismas medidas –o similares- las hubiera tomado el gobierno anterior (probablemente habría acabado como el protagonista de la ópera Tosca de Puccini: fusilado).
Y, en segundo lugar, el teniente Colombo está perplejo porque tiene serias dudas de que medidas restrictivas de política fiscal como las que se han aplicado (reducción del gasto público y subida de impuestos, de forma conjunta) vayan a favorecer el crecimiento económico. Más bien al contrario. Penalizar las rentas del trabajo y el ahorro supone automáticamente un freno de la demanda agregada, una caída del consumo y, en consecuencia, una contracción de la actividad económica y un aumento del desempleo. Si en este escenario, los tipos de interés no se reducen para impulsar la inversión, y el sistema financiero no acompaña con acciones crediticias contundentes y sostenidas en el tiempo, la mecha de la bomba de relojería en que se convierte la situación económica está encendida. ¿Acaso la única línea de actuación es la reducción del déficit público? El teniente Colombo no tiene ninguna duda: no.
Aunque no apoyó con su voto al gobierno actual, el teniente Colombo albergaba la esperanza de que impulsara medidas más originales, y audaces, que la ominosa subida de impuestos. Al menos, eso es lo que prometió (8º mandamiento de la Ley de Dios: no levantarás falsos testimonios ni mentirás).

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