sábado, 14 de diciembre de 2013

EMBRUTECIMIENTO COLECTIVO: LLEGA LA NAVIDAD

De sobra es sabido que el teniente Colombo detesta la Navidad, en todas sus vertientes: religiosa, familiar, juguetera, turronera, entrañable, en forma de flor de Pascua y Niño Jesús… Por ello, cada año, fiel a la cita, le dedica uno de sus posts.
 
Al aproximarse estas fechas, el carácter del teniente Colombo se agria hasta los 80º fahrenheit, como si desayunara cada mañana una mezcla explosiva de vinagre con aguarrás, al 50%. La Navidad, y toda la parafernalia que la rodea, representa para el teniente Colombo lo peor de la condición humana: la falsedad, el consumismo exacerbado, la hipocresía, la mentira, la apariencia, la farsa, la estupidez, la impostura, la superficialidad… casi dos meses de embrutecimiento colectivo, absurdo e irracional. Algo parecido a la metáfora con la que Charles Chaplin conmovió al mundo en 1936 sobre la alienación de la sociedad industrial, en la que los obreros son utilizados como una pieza más de un engranaje colectivo y aborregado (la maravillosa Tiempos Modernos).
 
Algún día, al teniente Colombo le gustaría cumplir uno de sus sueños: desaparecer “del mapa”, volatilizarse, antes de ponerse en marcha la maquinaria navideña y reaparecer -¡alehop!- el 7 de enero, libre ya del show comercial que abduce y engulle a todo semoviente del universo católico, sin excepción. Y ahorrarse, así, lucecitas, arbolitos, pajes reales, pesebres, camellos, campanadas, mazapanes, uvas de la suerte, pastorcillos, turrones de coco, burbujitas, cabalgatas, peladillas, cenas navideñas… y a los cantarines niños de San Ildefonso.
 
El teniente Colombo, un año más, grita a los cuatro vientos, con toda la potencia de sus cuerdas vocales: “¡Por Dios! ¡No! ¡Déjenme en paz con la Navidad!”.

1 comentario:

  1. El teniente Colombo como luchador incansable contra el delito en cuya actividades es un fenómeno, tiene sus debilidades como cualquier gran personaje. Y uno de éstos es la Navidad. Cierto es que la Navidad, a efectos comerciales, empieza en Agosto y que son unas fiestas que giran alrededor del consumo y cierto despilfarro. Obviando la religión que es un actor en este proceso bastante relevante, también es verdad que en este país, donde las necesidades cotidianas, por no decir miserias, tener un periodo donde todo el mundo, incluido el teniente Kojack, se desmelena y activa la economía por la vía del sobreconsumo - esto es así mi teniente- y queramos o no tiene su lado positivo. Mi teniente, un fuerte abrazo.

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