miércoles, 24 de julio de 2013

EL ENIGMA DE LA CALLE CALABRIA


En “El enigma de la calle Calabria” (Jerónimo Tristante, editorial Maeva), el teniente Colombo ha descubierto a un nuevo colega de profesión: el detective Víctor Ros. El investigador, nacido de la imaginación y la pluma del escritor Jerónimo Tristante, se enfrenta en este caso a una mente criminal astuta, sin escrúpulos, que pone a prueba los métodos y la capacidad deductiva de Ros.
Para el teniente Colombo el investigador Víctor Ros es una mezcla de Sherlock Holmes, el sargento Bevilacqua de las novelas de Lorenzo Silva y Hércules Poirot. “Detectives, todos ellos, con una inteligencia muy superior a la de los criminales que tratan de desenmascarar, e, incluso, a la de sus compañeros de profesión”, apostilla el teniente Colombo, mientras se esfuerza por resucitar uno de sus puros, en estado agonizante.
Al teniente Colombo la narración de “El enigma de la calle Calabria” le ha parecido amena, fluida y, en ocasiones, con un ritmo frenético. Permite al lector, además, pasear por la Barcelona de finales del siglo XIX, con una descripción pormenorizada del lujo de los barrios altos y, al mismo tiempo, de los ambientes más sórdidos de la ciudad.
“Novela, en todo caso, muy entretenida y muy bien escrita; que mantiene en vilo al lector hasta la última línea”, infiere el teniente Colombo mientras se prepara para una nueva jornada de piscina.

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