La última noche de Víctor Ros (Plaza y Janes, 2013) completa la,
por el momento, tetralogía de las aventuras del detective más famoso del último
tercio del siglo XIX, nacido de la imaginación del escritor Jerónimo Tristante.
Después de haber “acompañado” a su colega Víctor Ros en las tres entregas
anteriores (El misterio de la casa Aranda,
El caso de la viuda negra y El enigma de la calle Calabria), el
teniente Colombo ha devorado, literalmente, La
última noche de Víctor Ros; preocupado, desde la primera página, si,
efectivamente, sería la última noche del investigador madrileño.
La premonición
del teniente Colombo no tarda en tomar cuerpo: la novela arranca con un ritmo
frenético. “Los crímenes, las traiciones, las intrigas, las sospechas, las
pistas falsas… en definitiva, la trama, se desarrollan a una velocidad
electrizante, lo que obliga al autor a reordenar periódicamente las hipótesis
ya que éstas cambian continuamente”, señala el teniente Colombo, todavía
emocionado por las peripecias de los protagonistas y la magnífica lección de
novela negra que Jerónimo Tristante regala a sus lectores.
En esta ocasión, el
autor da mayor protagonismo al hijo adoptivo del policía (Eduardo), y a su
inteligente y valiente esposa (Clara Alvear), claves en la resolución final del
caso; circunstancia que el teniente Colombo considera un gran acierto del
escritor murciano.
“En definitiva, La
última noche de Víctor Ros es una novela inteligente, fácil de leer y muy
entretenida. Una novela absolutamente recomendable, no apta para corazones
sensibles”, concluye el teniente Colombo, que ya espera, con verdadero frenesí,
la próxima entrega del Sherlock Holmes más castizo.
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