domingo, 20 de enero de 2013

LOS MISERABLES

Casi 30 años después de su estreno en el Barbican Centre de Londres, el oscarizado director Tom Hooper (El discurso del rey, 2010) ha llevado a la gran pantalla una versión de la celebérrima obra de Víctor Hugo Los Miserables. Y, claro, el teniente Colombo no podía faltar a la cita.
Vaya por delante que el teniente Colombo es un apasionado de los musicales. Precisamente, fue Los Miserables el primer musical que vio en su vida, en el verano de 1987, cuando decidió dedicar su mes de vacaciones a estudiar inglés en un pueblecito a las afueras de Londres. Desde entonces, ha visto el musical en seis ocasiones (dos en el West End de Londres, dos en Broadway y otras dos en Madrid).  
La primera sorpresa que se ha llevado el teniente Colombo a los pocos minutos de iniciarse la proyección de la película ha sido la presencia de Colm Wilkinson, el actor que encarnó a Jean Valjean en el estreno del musical en Londres, el 8 de octubre de 1985. En esta ocasión, en el papel de un sacerdote que salva la vida, precisamente, del ex convicto “24.601” (un Jean Valjean magistralmente interpretado por Hugh Jackman).
La película –en opinión del teniente Colombo- es una mastodóntica superproducción de Hollywood, con un despliegue de medios que apabulla al espectador. Los decorados son majestuosos, la ambientación impecable y una nómina de actores capaces de cantar en directo y transmitir emociones. Anne Hathaway logra poner los pelos de punta al teniente Colombo con una conmovedora versión de “I dreamed a dream” (5 minutos electrizantes e inolvidables). Por otro lado, Russell Crowe demuestra su limitado registro vocal en el papel de Javert.
“Si bien es evidente que el director cuenta con un material que garantiza el éxito de antemano (la partitura original de Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg, que más de 60 millones de personas llevan canturreando por medio mundo desde hace casi tres décadas), podía haberse ahorrado algunos minutos de las casi tres horas de metraje y, sobre todo, los excesivos zooms, que, en ocasiones, marean al espectador”, opina el teniente Colombo, mientras se dirige al parking a recoger su coche, después de haberse leído todos los títulos de crédito al final de la proyección.
“En definitiva, Los Miserables es una película del todo recomendable, que es difícil que deje insatisfecho a nadie, y que aporta un mensaje eterno e imperecedero: la lucha contra el opresor y el llamamiento a las barricadas del pueblo indignado”, reflexiona el teniente Colombo de camino a casa, mientras tararea las primeras notas de “One day more”.

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